Por una pipa perdida

Al cruzar por el patio no entien­des tan­ta prisa, los corre­dores llenos. “No, no serás pin­to­ra”, te dices mien­tras pasas a su lado, “sino cajera del Ban­co Glob­al. No, no eres biól­o­go, eres cajero del Ban­co Glob­al. No, no serás peri­odista, sino cajero del Ban­co Glob­al. No, no eres académi­co, eres cajero del Ban­co Global”.

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