Sobre el temperamento melancólico
Asegurándose que la cámara y el micrófono estén apagados, le dio de puñetazos al teclado, al escritorio; por qué no los dejé en visto, si siempre rechazan mis mociones.
Seguir leyendo →Asegurándose que la cámara y el micrófono estén apagados, le dio de puñetazos al teclado, al escritorio; por qué no los dejé en visto, si siempre rechazan mis mociones.
Seguir leyendo →Mientras me secaba, su mirada atravesó como un bisturí el roce de la toalla sobre mi pelo hasta paralizarme, ø estupefacto regresó su mirada sobre mí, nos miramos, la miramos.
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