Sobre la posición horizontal

Tan­to plo­mo para desa­lo­jar­los, y esta­ba vacía, con los muros pin­tar­ra­jea­d­os, con caras llenas de tumores de toda la plana may­or, ust­ed inclu­i­da; su retra­to tenía bar­ros y esquir­las, esta­ban sacán­dole fotos cuan­do la bom­ba explotó.

—Detrás de una loca siem­pre hay un imbé­cil— dijo Car­oli­na —. Creemos que fue él quien se la llevó antes de que llegáramos

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El sujeto proscrito

- Entre­vista a Nahuel Michalski -

“Mar­iátegui es muy claro, cuan­do via­ja a Italia y conoce el movimien­to social­ista en Europa, vuelve fasci­na­do a su Perú de ori­gen y artic­u­la ese marx­is­mo que él conoce en Europa, con el indi­genis­mo peru­ano y con la bur­guesía emer­gente de aque­l­la época. Plante­a­ba una filosofía políti­ca que hoy tran­quil­a­mente podríamos lla­mar nacional­ista. Es decir, para Mar­iátegui está muy bien el marx­is­mo, pero ese marx­is­mo tiene que artic­u­lar con una políti­ca nacional, cen­tra­da en el aquí y en el aho­ra de Latinoamérica.”

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Un paseo en dron

— Por eso no te dura ningún novio. Te va a tocar largarte — le dijo Car­oli­na —. ¿Tienes ahor­ros? Puedes ser mesera y estu­di­ar de noche, cam­biar de acen­to y dar clases de yoga, para escort te va a tocar quitarte pre­cio, aunque ganarías más. Si tienes buen estó­ma­go podrías encon­trar a alguien de seten­ta para arri­ba, que no le importe lo hecha mier­da que estás. 

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En la disputa

- Entre­vista a Ali­na Duarte -

“Mi com­pañera no es una mujer bur­gue­sa. Mi com­pañera no es una mujer fascista. Mi com­pañera no es una mujer que explota a otras mujeres. Por eso nece­si­ta­mos una visión inter­sec­cional, que atraviese la cuestión de clase, la cuestión de raza y la cuestión de género. No es lo mis­mo ser una mujer mex­i­cana, blan­ca, con acce­so a la uni­ver­si­dad, que ser una mujer mapuche exclu­i­da, vio­len­ta­da por el Esta­do todos los días en Chile.”

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PAROO — #OctubreVive

Una vez más la democ­ra­cia se desnu­da para dejarnos claro que es el teatri­no de la pobreza civ­i­liza­da. Rec­haz­amos la políti­ca reduci­da al mun­do buro­cráti­co admin­is­tra­ti­vo de la gob­er­nan­za que ester­il­iza el sen­ti­do míti­co-políti­co. Rec­haz­amos la impostación de la tec­nopolíti­ca espe­cial­iza­da y las redes sociales para la con­fig­u­ración de audi­en­cias de con­sumo, en vez de la orga­ni­zación y par­tic­i­pación real. 

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