Un minuto de silencio por todas las neuronas caídas en la normalización social titulada. El analismo imposta el pensamiento, la opinología a la creación.
Desde este momento de verdad, momento que desborda la parodia republicana del Agua Tibia, instante en el cual la profunda fuerza popular nos recuerda que la patria, el Estado y sus instituciones han sido y son un espejismo de exclusión y de normalización. Invocamos a la tradición del pensamiento, de la literatura, la música, la ciencia, la filosofía, en las cuales el ser telúrico de estas tierras se han pronunciado y se pronuncia, para encarnar una ceremonia mágica de reiniciación de la palabra, de la política, de la estética, de la sangre, de la tierra.
Una vez más la democracia se desnuda para dejarnos claro que es el teatrino de la pobreza civilizada. Rechazamos la política reducida al mundo burocrático administrativo de la gobernanza que esteriliza el sentido mítico-político. Rechazamos la impostación de la tecnopolítica especializada y las redes sociales para la configuración de audiencias de consumo, en vez de la organización y participación real.
Creemos que es momento de romper el cerco mental, mediático, cognitivo y estético que la escolarización, la ciudadanía, la opinión mediática y los rabos planos del trabajo burocrático nos imponen como sentido común.
Es momento de romper los abismos artificiales entre arte y política, entre pensamiento y acción, liberar el ser de la especialización, del consumo, del trabajo moralizado como sentido metafísico de la existencia, simplemente para satisfacer la acumulación de capital.
Sabemos que las palabras que habitan estas montañas nos rodean, esperando ser arpegiadas por gargantas médiums. Nuestros muertos hablan, dicen, ya lo dijeron, tienen el camino recorrido que otros nos obligaron a olvidar. Ésta, su historia, es nuestro aire respirado aquí en el presente que en mucho se repite desde antes que la mirada alcance.
En vista que la posmodernidad liberal, en cualquiera de sus variaciones, no solo atenta contra el equilibrio ecológico planetario, la calidad del ambiente y la vida de todas las especies; también extermina todo espacio social deliberante que no esté controlado y además compartimentalizado bajo algún subtítulo. Nos proponemos generar ese espacio, esa especie en extinción-retro que mezcla, anti-modernamente, los saberes y las sensibilidades, para no ser un plagio de nosotros mismos.
Nuestra eternidad es la especie en una realidad multi-paradigmática. La inteligencia, la expresión, y el pensamiento constituyen un Rizoma multinivel y no un progreso unilineal. Ya que vivimos en occidente, en la era del laberinto de los significantes vacíos, el PostApocalisis es la trasgresión al mito del límite final. El post final supone la trasgresión mayor, la dimensión donde todo es posible por antonomasia, donde operan reglas distintas e impredecibles, donde se remueven como confeti los lugares comunes del pre final.
Las puertas del PostApocalipsis se han abierto con el elixir telúrico del mayor levantamiento popular del siglo XXI, para entrelazar los lenguajes, los tiempos y los mundos otra vez.
Tomado de Manifiesto PostApocalipsis, Octubre de 2019: PostApocalipsis: Manifiesto PostApocalipsis (nectarvolcanico.blogspot.com)