“Mientras los moderados i los teoricos se imajinan evoluciones jeometricas o se enredan en menudencias i detalles de forma, la multitud simplifica las cuestiones, las baja de las alturas nebulosas i las confina en terreno práctico”
Manuel González Prada
—Entrevista con Isabel Cortez, diputada electa del Congreso del Perú —
La última irrupción de la clase trabajadora en la vida democrática del Perú entraña un contraste significativo para toda la región, en este duelo de época entre el neoliberalismo crudo de la banca, los intereses de las corporaciones transnacionales contra la tecnopolítica indexada que privilegia el funcionariado gubernamental al poder popular. Matriota platicó con la compañera Isabel Cortez, Chabelita, congresista electa de la República del Perú, con 33.967 votos preferenciales por la coalición política Nuevo Perú, en representación de los sindicatos de barrenderas de Lima. Chabelita lidera el combate contra las “Service”, empresas que usufructúan de la tercerización laboral y los contratos con las municipalidades peruanas. Contrariando al Marqués de la inmobiliaria y a su candidata, Keiko Fujimori, Isabel Cortez participa de la alianza entre el Partido Perú Libre, de Pedro Castillo, favorito para ganar la segunda vuelta de la elecciones presidenciales el 6 junio, y el Movimiento Nuevo Perú, liderado por Verónika Mendoza.
Poco a cambiado para la clase trabajadora desde finales del siglo XIX, cuando germinó el movimiento sindical en el Perú. El neoliberalismo radical impuso desde hace treinta años la precarización, la ausencia de derechos y de seguridad laboral, superexplotación, tercerización y criminalización de la protesta social. No es un hecho menor que sea una mujer obrera, dirigente sindical y política quien logre un escaño en el Congreso del Perú.
Hablamos con Chabelita sobre los despidos, una posible Asamblea Constituyente, las ollas comunales como parte de la estrategia de campaña política en los asentamientos de Lima, para sortear la falta de presupuesto frente a las aplanadoras del marketing político de los adversarios. Así, ya en 1901, durante la huelga de los panaderos de Lima y del Callao, aparece la Caja de Resistencia: una contribución económica periódica de los obreros consolidó un fondo para ser usado durante la huelga sindical, con la finalidad de alimentar a los trabajadores y sus familias en las ollas comunes.
La historia del sindicalismo peruano tiene algunas lecciones que impartirle al tecno-conocimiento hegemónico del siglo XXI. Por ejemplo, la “Pascua Roja” en 1905, fue una romería al cementerio del Callao, a la tumba de Florencio Aliaga, considerado el primer mártir de la clase obrera peruana. Esa noche se realizó una gran reunión en el local de la Federación de Obreros Panaderos Estrella del Perú, donde se sucederían varios discursos de líderes sindicales, actos de canto, literatura, y sobre todo, el celebre discurso de Manuel González Prada, en el cual plantea la ruptura de jerarquías entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, pues no existe acción física sin acción intelectual. Los intelectuales, hoy desplazados por l@s tecnócratas, no son los llamados a iluminar a la clase trabajadora, como si esta estuviera a ciegas, muy por el contrario, los trabajadores saben desarrollarse intelectualmente. De allí se desprende la segunda lección: La tradición de la autoformación del anarco sindicalismo peruano, un principio fundamental para la creación de sentido y la apropiación del conocimiento por fuera de las instituciones de los saberes autorizados; espacios y practicas que tanto nos hacen falta ahora para la apropiación del lenguaje y la creación de un genuino sentido político emancipatorio . En 1909 se inauguró en Lima la Casa Del Pueblo, donde hubo una biblioteca y los anarcosindicalistas, trabajadores y otras personas realizaban lecturas y veladas literarias en este lugar. Dándose así la valoración de los lenguajes artísticos como parte integral de una formación política de clase.
Durante la década de los cincuenta, el sindicalismo clasista fue declarado ilegal, apareció el sindicalismo amarillo, que responde a los intereses de los empleadores y no de los trabajadores, declarando como punible la práctica de la política; de la misma manera que hoy el régimen de privatizaciones y la sociedad del rendimiento lo hacen de manera tácita.
La recuperación de la práctica política sindical, reivindicativa de derechos, es el sentido histórico que Isabel Cortez incorpora en estos tiempos, como siempre adversos, en los cuales algunas izquierdas confunden el funcionariado gubernamental con la dirigencia política real. Pareciera que la política se hace en los ministerios y los organismos multilaterales, cumpliendo formalidades burocráticas, diagnósticos demoscópicos de costosas consultorías académicas, y no con la organización popular.
Matriota: Eres oriunda de Oxapampa, del Departamento de Pasco, de la sierra central del Perú, mujer migrante en Lima y madre de tres hijos. Las grandes capitales, en vez de brindar acogida y oportunidades de desarrollo, arrinconan en la pobreza al migrante de provincia, especialmente a la mujer. ¿Cómo fue el proceso en el que te diste cuenta de la importancia de la lucha política y te convertirte en dirigente sindical?
Isabel Cortez: En el Perú, como en muchos países latinoamericanos, el olvido del Estado, la dejadez del Estado nos precariza, nosotras las mujeres somos las que más sufrimos la crisis. Nos retrae, no nos deja evolucionar. Por ejemplo, como es mi caso, muchas mujeres acá en el Perú no tenemos educación superior, ni una vida digna, ni una salud digna. Acá en Lima hay muchas empresas en las que les pagan menos a las mujeres. Estamos precarizados. Cuando una quiere estudiar una carrera, algo técnico o simplemente tener una vida normal, la carga laboral, más la carga familiar, y en el caso mío, la carga sindical, no nos favorece. Y ante eso nosotras nos armamos de valor, buscamos estrategias para poder luchar, para salir adelante con nuestros hijos, darles una vida digna, una educación. Estamos encerrados, sin la posibilidad de tener tiempo, de irnos de viaje, de irnos de paseo, de pasar más horas con nuestros hijos. Eso de pasar algunos momentos para divertirse con los amigos o irse a la playa, irse de viaje, de vacaciones, no. No nos alcanza el tiempo. Por ejemplo, la vez pasada tuve una entrevista con unos jóvenes y me preguntaron: ¿Alguna vez te has arrepentido? Y me quedé un poco ausente, como bloqueada. En todos estos años de lucha no me quedó tiempo ni siquiera para fijarme si he disfrutado alguna vez en mi vida, o sí me he divertido alguna vez. Todo está tan triste, tan rápido. Todas las cosas que uno tiene que hacer, la responsabilidad del trabajo, la responsabilidad de la casa, de ser mamá, de la familia, de los hijos. Y en el caso mío, la responsabilidad de ser mujer sindicalista. Entonces es una tarea bien dura. Como guerreras que somos, buscamos salir adelante, buscamos una mejoría, buscamos sobresalir, buscamos luchar para mejorar nuestra situación económica, por la educación de nuestros hijos y también para tener un país mejor.
¿Cuándo llegaste a Lima, en qué momento te diste cuenta que había que tener una lucha sindical?
Llegué a Lima muy joven, a los 15 años, era menor de edad, ni siquiera podía entrar a un trabajo de empresa. Con la ayuda de una tía iba a algunos mercados, a limpiar casas, pero mayormente al mercado. Y es así como me hice mayor, aquí tuve a mis hijos. También trabajé en otros rubros, por ejemplo, de cobradora de micro. Y así hasta que mis hijos crecieron un poquito, cuando el último tuvo dos años, encontré trabajo en la Municipalidad de Lima. Todo estaba tercerizado. Cuando entré a trabajar empezó esta indignación, ver cómo las empresas multimillonarias, que son transnacionales, están coludidas con el Estado, con sus funcionarios corruptos. Vulneran los derechos de los trabajadores. La mayoría de los trabajadores somos mujeres, somos el 70 %, a ellos no les interesa eso, simplemente les importan sus ganancias.
En el caso de nosotros, el servicio de limpieza de la Municipalidad de Lima usa las modalidades de tercerización para presumiblemente hacer negociados, para hacer lobby, para vulnerar los derechos de los trabajadores. La tercerización solamente es corrupción. Desde el 2014 entré a trabajar a limpieza pública municipal. Desde entonces ya fui despedida dos veces. La primera vez, mi despido duró 20 días. Así, a base de reclamos, de insistencia, a pesar de recibir amenazas. Yo nunca llegué tarde. Nunca faltaba. Realizaba bien mis labores y no era justo que me despidan. Mira, yo cumplí con todo, si no me repones en mi trabajo, yo te voy a demandar, te voy a denunciar, te voy a hacer un escándalo. Parece que eso no les gustó, así que me repusieron, pero me mandaron a un sector bien lejos de mi casa. Tenía que ir cuatro horas en el bus para llegar a mi trabajo. Ya se aburrirá solita, decían, pero no, no pudieron.
Empecé a buscar estrategias, conjuntamente con mis compañeras luchamos para mejorar nuestras condiciones laborales, mejorar nuestras condiciones salariales. Habían pasado más de diez años que no recibíamos un aumento, nuestro seguro de salud no estaba activado, priorizaban a las “Service”, en complicidad con la municipalidad. El trabajador que fallecía por accidente de trabajo, la “Service” simplemente no se responsabilizaba. Y cuando uno iba a reclamar a la Municipalidad por los accidentes de trabajo, le echaban la pelotita a la “Service”, la municipalidad simplemente se lavaba las manos. En el 2014 llegó la Ley Pulpín, con la que querían esclavizar a nuestros jóvenes, con el cuento de las prácticas, querían hacerles trabajar a nuestros hijos tres años sin ningún pago. Entonces salimos con el sindicato. Pero también nos dimos cuenta de que se iba a terminar el contrato de la Municipalidad con la empresa, nos íbamos a quedar en la calle.
Como ya teníamos referencia a otras municipalidades donde había sucedido lo mismo, iniciamos una demanda a la Municipalidad, y la ganamos. Nos dio la razón el poder Judicial y logramos nuestra estabilidad laboral. Tres años duró el juicio. Pero valió la pena la lucha, fue ardua, no fue fácil. Cada vez que salíamos a protestar, a reclamar, para que nos consideren, por ejemplo, en el concurso público o en la licitación que realizaban la Municipalidad, nos mandaban a golpear con la policía. Nos encerraban. Nos acusaban de que estábamos causando desorden. Inclusive nos acusaban de terroristas. Acá en el Perú así es, si los trabajadores salimos a protestar por derechos, por mejores condiciones laborales, por mejores condiciones salariales, nos acusan de terrorismo. Pero logramos la estabilidad laboral. Ahora ya somos trabajadores directos de la Municipalidad de Lima. Pero la lucha continúa.
Actualmente soy secretaria de la mujer del sindicato SITOMUN, de trabajadoras de limpieza municipal. Como dirigente sindical veo que las leyes se hacen en el Congreso, entonces voy a luchar conjuntamente con mis compañeras para llegar al Congreso y hacer leyes a favor de nosotros, los trabajadores de limpieza, sobre todo para los trabajadores del Perú. Pertenezco a dos sindicatos: Sitomun y SITOBUR. Son ellos quienes me han respaldado. Con mis compañeras hemos enfrentado esta batalla campal, porque competir con todos esos candidatos que invierten millonadas en sus campañas es bien difícil. Es David contra Goliat. La fuerza y la energía que pusieron mis compañeras y compañeros trabajadores de limpieza municipal, también de otros sectores como: Jóvenes universitarios, profesionales, conjuntamente con ellos hemos logrado este objetivo. Y ahí es donde vamos a acudir en la lucha para todos los trabajadores. Siempre digo: no he ganado yo, ganaron los trabajadores, son ellos quienes han luchado en este campo de batalla, son ellos quienes han logrado esta victoria.
¿Aún conservas tus raíces culturales de Oxapampa en Lima?
Mi pueblo se llama Oxapampa. Es muy curioso, mi tierra, Oxapampa, es una colonia de alemanes, asentada después de la Segunda Guerra Mundial, muchos extranjeros, alemanes, ingleses, italianos se quedaron en Oxapampa. Ellos tienen sus terrenos para la ganadería, siembran café, frutas. Muchos jóvenes de los alrededores de Oxapampa van a esas haciendas a trabajar. Mis padres llegaron a trabajar ahí. Mi papá vino de Huánuco. Mi mamá es de Abancay, cerca al Cuzco. Mis padres siguen viviendo ahí. Claro, como salí bien joven, no tengo las costumbres tradicionales de Oxapampa. Más me he acostumbrado acá en Lima, pero casi nunca tuve tiempo, por ejemplo, eso de decir, un día voy a cocinar algo que a mí me sale rico, no, siempre mi vida ha sido cocinar a la volada, en veinte minutos, tengo que estar corriendo para allá, para acá.
El embate neoliberal en América Latina busca desintegrar sistemáticamente a las organizaciones sindicales a través de la privatización y tercerización de servicios, que va de la mano de la reducción del acceso a derechos fundamentales como la salud, el trabajo digno, la educación. Tu presencia en la lucha sindical y ahora como Diputada electa marca la diferencia: Cuéntanos, ¿cómo fue la lucha para entrar en la nómina municipal, superando la inestabilidad laboral a la que se veían abocadas las y los trabajadores de limpieza pública en Lima?
Eso es lo que decía antes, estábamos tercerizados, veíamos tantas vulneraciones de parte de las “Service”. Cuando íbamos a reclamar a la Municipalidad se lavaban las manos. Fue esa indignación lo que nos empujó a hacer esa demanda. A base de lucha política, logramos la estabilidad laboral. Ahora ya estamos en las planillas de la propia municipalidad.
¿Esa fue una demanda en la Corte Suprema de Justicia?
Fue en la Corte Suprema de Lima. Primero fue en primera instancia, luego segunda instancia. La Municipalidad no daba su brazo a torcer. Lejos de cumplir, por ejemplo, la sentencia de la Corte Suprema, hicieron un concurso público en plena pandemia. Ese es el colmo de todo. No sé qué corazón tendrán esos políticos. Creo que son máquinas, ya no son seres humanos. En plena pandemia no cumplieron la sentencia de la Corte Suprema, hicieron un concurso público sin incorporar alguna cláusula laboral que diga, por lo menos, bueno, hay que realizar un concurso público, pero los trabajadores tienen que continuar trabajando, ya que la mayoría son mujeres. Nada. Simplemente querían sacar a la “Service” que estaba ahí, para poner a la “Service” de sus amigos, porque eso es lo que hacen ellos, ponen al amigo que posiblemente le haya financiado su campaña. Sin importarles los trabajadores, sin importarles que el servicio de limpieza pública es un servicio esencial. En muchas municipalidades del Perú han maltratado, han violentado laboralmente y económicamente a sus trabajadores, muchos trabajadores municipales en esta pandemia han sufrido las peores consecuencias. A nivel regional, muchas municipalidades han despedido a dirigentes sindicales, han despedido a cientos de trabajadores. Y si no los han despedido, les han estirado la jornada a diez, a doce horas de trabajo, a muchos trabajadores les han reducido su sueldo. A muchos trabajadores no les pagan puntual, recién les pagan después de un mes o dos meses. O sea que el trabajador tiene que trabajar dos o tres meses, y recién al cuarto mes, le pagan el sueldo del primer mes. Toda esa precariedad ya no les da tiempo para dedicarse al sindicalismo, para reunirse más. Es una maquinaria destructora de parte del Estado, de parte de la derecha mafiosa y corrupta para separar a los sindicatos, para que los mismos afiliados, los mismos trabajadores tengan ese chip: si reclamo me van a sacar del trabajo, no va a llegar mi contrato. Ante esa precariedad nos armamos de valor y salimos a luchar para que nos respeten.
¿Es verdad que mientras hacías tu trabajo de limpieza por las calles de Lima, repartías folletos, practicabas tus intervenciones en voz alta?
Sí, muchas veces. Mi sueño era ser azafata. Con ese sueño migré desde mi tierra hasta acá, como no tuve esa oportunidad de ir a la universidad, de estudiar una carrera, no pudo realizarse. Pero si no pude cumplir ese sueño, otros sueños sí. Cuando caminaba barriendo, trabajando, iba hablando. A veces escuchaba los noticieros en la radio. Cuando iba en el bus hasta llegar a mi casa a veces escuchaba hablar a algún político y lo grababa en mi celular, me ponía audífonos, escuchaba qué palabras utilizaba, qué quería decir, cómo ha sido su conversación, cómo ha sido su manera de expresarse. Poco a poco he aprendido a soltarme, a hablar, a dialogar, a exponer mis ideas. A transmitirle a mis compañeras la lucha, a no quedarnos cruzados de brazos, a no esperar que alguien nos resuelva nuestro problemas, sino a transmitir esa fuerza, esa energía: tenemos que hacer algo, tenemos que luchar, tenemos que guerrear.
¿Cómo enfrentaste una campaña política sin mayor presupuesto, en desigualdad de condiciones frente a las empresas electorales del sistema?
Conjuntamente con todas mis compañeras, trabajadores de limpieza municipal, buscamos estrategias, buscamos informes, mandábamos a hacer volantes con mensajes, con propuestas. Como trabajadores conocemos nuestras problemáticas, imprimimos mensajes como: hay que eliminar la tercerización porque nos precariza, la tercerización solamente trae corrupción. Porque es el tiempo de los trabajadores, porque es el tiempo de las mujeres. Con mensajes como estos en nuestros volantes visitamos los mercados. Fue bien difícil porque en tiempos de pandemia todos estaban en cuarentena. Solamente habían algunos días de la semana, o algunas semanas al mes que estaba abierto, luego lo cerraban todo. Los días que las personas podían salir a comprar, íbamos a los paraderos, en los estacionamientos del tren, en los estacionamientos de los buses metropolitanos, visitamos los pueblos, visitábamos los asentamientos humanos. Durante esta época de pandemia se crearon las ollas comunes, muchas mujeres valientes pararon las ollas con el apoyo de ellas mismas, buscaron de alguna manera parar esas ollas para alimentar a sus familias y a las familias de sus barrios. Visitamos los puertos, algunos muelles que estaban cerca a la playa. Por ejemplo, acá en Lima hay un muelle que llaman Ancón, fuimos a esos centros pesqueros a hablar con la gente de tú a tú sobre la importancia de que una trabajadora esté en el Parlamento. Caminé bastante, conjuntamente con un equipo que tengo trabajamos mucho.
Así fue como gané votos, la gente fue comprendiendo por qué tenían que votar por una trabajadora, una hermana de ellos, una de ellos. Años que venía yo luchando por la defensa de nuestros derechos, de todos los trabajadores de limpieza, protestando en las calles cada año por mejores condiciones salariales. Todo está publicado en las redes: Desde el 2013, de 2012. Hasta el 2015. Y así sucesivamente. Todos los años hemos estado en las calles protestando constantemente. Todo eso se ha sumado en estas elecciones. Es un trabajo desde hace diez años, pero estos dos últimos años ya fue un trabajo político para postular al Congreso. Es así como lo hemos logrado, conjuntamente con mis compañeros y compañeras. Vamos por más, por mejores condiciones salariales.
Vamos a luchar por la reivindicación de los derechos de los trabajadores. Vamos por un Congreso donde se priorice al niño, a nuestros ancianos, a las mujeres embarazadas, antes que a cualquier negocio, antes que cualquier lobby, deben estar primero los derechos del ser humano, tal como manda la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En este camino vamos. Ojalá gane el profe Pedro Castillo, que es de izquierda, el propone un cambio de Constitución. Nosotros queremos una nueva Constitución que defienda nuestro sistema de salud, que proteja nuestros recursos naturales, que proteja al medio ambiente. Queremos una Constitución que retome la Declaración Universal de Derechos Humanos. De verdad estoy agradecida con todos mis compañeras y compañeros, que pusieron su hombro para lograr ese objetivo.
Vivimos un sistema capitalista de consumo que todo lo mercantiliza en el cual todo es desechable incluso los seres humanos. Una de tus consignas de lucha es: “No somos desechables, somos seres humanos”: Háblanos sobre tu propuesta para un proyecto de ley sobre industrialización del reciclaje.
Estoy promoviendo un Proyecto de ley para la industrialización del reciclaje, solamente acá en Lima, se recogen alrededor de tres millones de toneladas de basura. Entonces, ¿qué hace la municipalidad? Lo recoge, cava un hoyo inmenso, y lo entierran ahí. Sin darle tratamiento, simplemente lo entierran, causando contaminación en toda esta zona. De esa cantidad de basura, el 80 por ciento es reciclable. Por eso es muy importante promover este proyecto de la industrialización de la basura. Se tendría que hacer con la participación de las municipalidades, del Ministerio del Ambiente. Mira, al realizar este proyecto se estaría generando trabajo. Cuando visité a los compañeros en Brasil, en Sao Paulo, ellos promueven el reciclaje de la basura. Ellos me hicieron ver que la basura es oro, que la basura genera empleo. Y es cierto. Y por qué no traer la industrialización de la basura. Siempre estamos acostumbrados a copiar lo malo de otro país. A la vez estaríamos protegiendo al medio ambiente, protegiendo la salud de los vecinos. Ahora, en estos tiempos de pandemia sería más efectivo industrializar la basura, acá en Lima hay algunos puntos críticos donde hay cerros de basura. A veces ni la propia municipalidad los puede recoger, están durante días, durante semanas, causando contaminación, infecciones, enfermedades, atrayendo a roedores. Aunque ya hay roedores en el congreso, pero ahí aparecen otros roedores también. Sí se realizaría eso sería muy importante. La basura es oro compañeros. La reutilización es muy importante, para evitar la contaminación del medio ambiente. Ya no respiramos oxígeno, respiramos monóxido de carbono. Con los carros usados en mal estado que traen de otros países. Ese no es el reciclaje que necesitamos.
Con la pandemia en Latinoamérica, la mayoría de la población, que es de la clase trabajadora, no puede darse el lujo de quedarse en casa. El Estado se ha negado a otorgar un bono de subsistencia ciudadana, como sucedió en algunos países del primer mundo. En este contexto, un proyecto sobre una “Ley Del Ambulante” como el que propones, cobra aún más importancia, cuéntanos sobre este proyecto.
Una de mis propuestas es promover la Ley del trabajador emprendedor, la Ley del Ambulante. Acá en Perú nuestras autoridades no han protegido a los trabajadores de ningún sector. A pesar de que muchos están en primera línea de lucha contra la Pandemia. Aun así, el Estado, lejos de proteger, nos ha empujado al abismo. Solamente ha protegido a los multimillonarios, a los monopolios, les dio programas como Reactiva Perú a todos ellos con el cuento de solventar los gastos de sus trabajadores para que no haya despidos. Pero estos monopolios han recibido cantidades y cantidades de dinero del programa Reactiva Perú, dinero de nosotros los peruanos, dinero del pueblo, se lo han metido al bolsillo y han despedido a cientos y cientos de trabajadores. Antes de la pandemia ya había entre un 40% a un 60% de trabajadores ambulantes en las calles. Ahora, en estos tiempos de pandemia hay un 70 a un 80 % de trabajadores ambulantes. La mayoría de ellos son mujeres, madres de familia o jefas de hogar. Por la necesidad muchas de ellas salen con sus niños en brazos, con sus niños en sus espaldas salen a ganarse el sustento, exponiendo su vida. Porque no es fácil salir en plena pandemia cuando mucha gente está muriendo en las puertas de los hospitales por falta de oxígeno, por falta de atención médica. No es fácil salir, pero todas ellas se armaron de valor para alimentar a su familia y se han convertido en trabajadoras ambulantes. El Estado, lejos de apoyarlas, contrata a inspectores para la Municipalidad, nosotros lo llamamos serenazgo, vienen y las arrastran, les quitan sus cosas, las golpean. No les importa que traigan a su niño en la espalda. Simplemente cumplen órdenes. ¿Cómo se sentirá la madre que llega a su casa, que le quitaron sus cosas, sin haber podido llevar alimento para su familia?
Por eso voy a promover la Ley del ambulante donde, primeramente, se va a prohibir a las autoridades que les quiten sus cosas. Muchas mujeres han tenido que aprender a manejar motos, hacen carreras en mototaxi para salir adelante. Las municipalidades les quitan sus herramientas, sus vehículos. No solamente le están quitando su alimento, sino también el de sus hijos. El segundo punto es: se las va a empadronar, para saber qué venden, dónde trabajan. Y el tercer punto: se va a exigir a las Municipalidades que construyan más mercados municipales, los que ya existen los tienen que ampliar para incorporar aquellos trabajadores ambulantes que ya están empadronados. De esa manera los estamos formalizando. No digo que voy a desaparecer a los ambulantes, no, al menos estaremos empezando a mejorar, estos trabajadores ya no serán golpeados, ni maltratados.
¿Crees que es importante que nuestros pueblos tengan gobiernos y Estados de clase trabajadora?
Si. Siempre les digo a mis compañeras: de los sindicatos deben salir los candidatos al Congreso, de los sindicatos deben salir los candidatos para la presidencia, de los asentamientos humanos, de donde están nuestros campesinos, de las zonas de la selva, de ahí deben salir nuestros candidatos. Debemos organizarnos, hacer un llamado a todos aquellos ciudadanos de nuestros pueblos, a los jóvenes, a nuestros barrios para convocar a que sea un candidato de ahí. Siempre estamos esperando a otros, a esos candidatos de los multimillonarios, los candidatos de los monopolios que protegen sus negocios y sus lobbies. Por eso son muy importantes los centros gremiales, los centros vecinales de nuestro barrio, de nuestros hermanos campesinos, de ahí deben salir los candidatos. Basta ya de elegir a esos que te dicen, nosotros sí sabemos de economía, nuestro país está subiendo económicamente. ¿Para dónde? Ellos se suben el sueldo, se rebajan sus impuestos, o no los pagan, le sacan la vuelta a la ley, utilizan sus tentáculos para comprar a funcionarios del Estado. Hace poco nomás le han perdonado un dineral en impuestos a Telefónica.
¿Por quién fueron elegidos los magistrados del Tribunal Constitucional del Perú? Ha sido por la derecha mafiosa, la derecha tradicional corrupta, que año a año está ahí poniendo sus jueces, poniendo a sus congresistas para proteger sus negocios. Eso tiene que cambiar. Acá en Perú lleva más de 30 años que un partido verdaderamente de izquierdas no logra ingresar al gobierno Siempre nos vienen a pintar pajaritos, como decimos nosotras, nos dicen que nos van a bajar las estrellas y el sol y la luna. Al final nos terminan engañando. Ellos siempre están dando su discurso de izquierda, pero son partidos de la ultraderecha, cuando llegan al gobierno hacen todo lo contrario.
¿Crees que la Candidatura de Pedro Castillo abre la posibilidad para que la clase trabajadora sea la que oriente el Estado en el Perú?
Sí, claro que sí, porque él es un maestro. ¿Dónde enseñaba? En un pueblo con todas las necesidades. Él enseñaba a sus niños en una escuela donde no había Internet, tenía que ir en caballo o montar en mula dos horas para llegar a su escuelita. Sabe la realidad que viven nuestros niños, nuestros maestros, lo que falta en cada colegio. Muchos candidatos piensan que solamente Lima es el Perú. Pero no, el Perú es todo desde la frontera con Chile, desde Tacna, hasta la frontera con Brasil, la frontera con Colombia. Nuestro mar es de 200 millas, todas eso es el Perú. Esos candidatos corruptos invierten sumas millonarias, compran conciencias. Tenemos la esperanza de que el profe Castillo gobierne, porque sabe las verdaderas necesidades de nuestro pueblo.
La derecha argumenta que un proceso constituyente es dictatorial, sin embargo, consultar al pueblo para reformular el marco jurídico que lo rige es democrático por principio. Además, los procesos constituyentes ya se ha dado en Bolivia, Ecuador y Venezuela. ¿Cómo ves un proceso Constituyente en el Perú? ¿Qué podrían aprender de los casos de Bolivia, Ecuador y Venezuela?
La Constitución que tenemos en Perú fue hecha por un dictador en los años 90: Alberto Fujimori y sus cuatro amigos, que en ese entonces eran millonarios, hoy en día son multimillonarios. Benefició a los bancarios, a las transnacionales. Esa Constitución fue hecha para saquear nuestros recursos naturales, para entregarle en bandeja de plata nuestro mar a los chinos, que vienen en barcos grandes a llevarse los recursos marinos, afectando a todos los ciudadanos de esa zona. Esta Constitución ha sido para contaminar nuestro medio ambiente, para precarizar nuestro sistema de salud, al sistema de educación, al sistema de vivienda. Para eso fue hecha la Constitución del 1993. Por eso nosotros, el pueblo peruano, exigimos una nueva Constitución hecha por el pueblo, con la participación de los ciudadanos, de los trabajadores, de nuestros hermanos campesinos, de nuestros hermanos y nuestras hermanas indígenas, con la participación de las enfermeras, los médicos, con la participación de los profesores, con la participación de un trabajador de limpieza pública, con la participación de bomberos y policías. En pie de lucha, son ellos los que saben la verdadera realidad. Porque la Constitución actual tiene candados, está maniatada. La única forma es hacer un referéndum, preguntarle al pueblo, preguntarle al ciudadano si quieren seguir en la precariedad o si quieren cambios. Ya el año pasado, en noviembre, los jóvenes salieron a defender la democracia, nos demostraron que hay que pedir una nueva Constitución. Si hacemos un referéndum para cambiar la Constitución, estoy segura de que el pueblo va a votar sí. De ahí se puede empezar una Asamblea Constituyente, con el respaldo del pueblo, para proteger a los trabajadores, proteger el derecho humano a la salud, el derecho humano a la educación, el derecho humano a la vivienda.
En una posible Asamblea Constituyente, ¿qué lugar tendría la vacuna contra la Covid19? ¿Crees que la vacuna debería ser un derecho fundamental garantizado por el Estado?
Claro, por supuesto. El Estado debe garantizar que todos los peruanos seamos vacunados. Incluso, debería de promover que las vacunas sean fabricadas acá en el Perú. Tenemos los recursos, tenemos la materia prima para hacerlo, tenemos gente en nuestras universidades, tenemos buenos científicos, buenos estudiantes, buenos profesionales, incluso ya hay pruebas. El año pasado, en plena pandemia, ellos ya habían trabajado en todo ello, ya lo tenían listo, pero el Estado les dio la espalda. Esos funcionarios corruptos saben que al comprar a otro país la vacuna, genera unas ganancias para ellos, hay un lobby. ¿Y qué hicieron? Lo primero que hicieron es entregárselo a un privado. Todo lo entregan a un privado. Las pruebas rápidas, la entregaron a un privado. Las clínicas mafiosas han hecho su negocio. Las pruebas llegaron a costar 400 soles. El oxígeno también se lo dieron a un privado. Nos meten el cuento de que el Estado no es un buen administrador para darle el oxígeno a un privado. Cada balón de oxígeno llegó a costar de 5000 hasta ocho mil soles. El más barato costaba 4000 soles. También entregaron las camas UCI a un privado. Nos llegó a costar 120 mil soles curarse, así que las personas como nosotros estamos destinados a morir.
Los funcionarios llamaron a representantes de las AFP a vacunarse primero. No se priorizó a los trabajadores de primera línea, como a los trabajadores municipales de limpieza. Entonces ahí vemos claramente que estos privados son manejados por la élite. Y es por eso que estas empresas trasnacionales multimillonarias hacen lo que les da la gana. Por eso nosotros exigimos que el Estado sea quien garantice la salud para todos los peruanos, para los trabajadores, especialmente los que están en primera línea luchando contra la pandemia, pues también está en riesgo las vidas de sus familias. Por ejemplo, una trabajadora municipal que sale a las calles a limpiar está constantemente en contacto con la basura, con el polvo, entonces su vida corre peligro. Las enfermeras, los médicos, los bomberos, los militares deben ser vacunados. Porque están en primera línea, ellos deben ser los primeros en vacunarse. Pero no, dicen que eso es politiquería, va contra la democracia, que eso es terrorismo. A veces el pueblo no reacciona. Muchos trabajadores eligen a sus propios verdugos, a la derecha mafiosa corrupta. les compran sus conciencias por cuatro granos de arroz, como decimos acá, por unos cuantos kilos de azúcar.
¿Qué espacios puede proponer el sindicalismo de izquierda para los jóvenes en la región?
Nos organizamos, buscamos estrategias para obtener mejores condiciones de trabajo. Para hacernos respetar ante los empleadores tenemos que organizarnos sindicalmente. Nosotras las mujeres luchamos por las vacunas. Conjuntamente con mis compañeras iremos al Ministerio de salud para exigir que nos vacunen a los trabajadores de primera línea. Juntar a los más jóvenes nos hace falta. tenemos que trabajar en eso. En otras federaciones ya están empezando a concientizar a nuestros jóvenes y guiarlos al camino de la lucha. No vamos a vivir 200 años, ellos tienen que continuar.
Con la etiqueta de “terrucos “se criminaliza la protesta social, ¿cómo superarla?
Nosotros ya estamos curtidas, se podría decir acostumbradas a que por cualquier cosa nos “terruqueen”. Lo que pasa es que en los años 90 hubo terrorismo. Pero también hubo terrorismo de Estado, pero de eso ya no se dice nada. Durante el gobierno de Fujimori hubo terrorismo de Estado, con el grupo Colina, con Vladimir Montesinos, hubo masacres que se tratan de ocultar señalándonos a los que luchamos. Pero nosotros ya hemos superado eso, simplemente no les hacemos caso. Continuamos con nuestra protesta, con otras organizaciones buscamos estrategias para lograr más beneficios para la educación, para la limpieza pública municipal. Es la única manera de superarlo, ya no nos afecta, sabemos que no es cierto, lo dicen solamente para fastidiarnos, porque los que nos acusan, ellos son los encubridores de los verdaderos criminales.