“En el principio, cuando todo era oscuridad, Djivut Maka, — chamán de la tierra — pensó cómo crear el mundo. Fue por un puñado de barro de las profundidades del mar y lo lanzó a lo alto. Allá lo dejo sin que se cayera. Después, se paró encima del barro y se puso a cantar. El barro comenzó a extenderse y cubrió casi toda el agua, dejando al descubierto solamente lo que ahora es el océano. Sin embargo, el mundo no lograba sostenerse. Creó entonces a una araña y la mandó a remendar las orillas de la tierra. Cuando la araña terminó de coser los límites del mundo, éste dejó de bambolearse. Djivut Maka creó entonces los pájaros, las flores, los árboles, los animales, los insectos. Después de ver que todo estuviera bien, pensó en crear al hombre. Tomó un poco de barro y lo modeló en forma de hombre; le dijo: — Dentro de cuatro días tendrás vida”.
Mito fundacional de la cultura Pima.
Elisa Ramírez Castañeda, “Mitos”. Pluralia. México 2014
Subes las escaleras como una madeja de burbujas de agua ebullente por un tubo de cobre. Las personas se mueren, piensas en cascada, entre lo sólido y lo gaseoso, se mueren con toda la naturalidad que le falta a cualquier pronóstico del clima. Abordas la terraza entre los chiflidos cruzados del viento. En lo alto del edificio activas los rangos de frecuencia para programar la red inalámbrica. De fondo, el vacío adorna las luces del contraste nocturno, deja ver la impavidez del instante desde arriba.
— Saldrás mañana por los intersticios de los saberes excluidos para llegar ayer, te dijo Papá Soroche durante la noche —. El tiempo transcurre hacia atrás como efecto de la nueva arma experimental para las colonias. Fue, será la coronación del Regidor en la República del Agua Tibia.
Caminaste por el chaquiñán de la cumbre de la loma. A los lados el doble precipicio te ofrece una lamida bifocal en las comisuras de tus ojos. En ambos lados el sentido válido de lo real se encuentra secuestrado por la cofradía de los especialistas. A tu derecha los números pretenden no tener ideología, hacía el otro lado, el horizonte utópico consiste en una reforma al Excel de la democracia, con un Power point electoral en horario estelar.
Mientras el somnífero comentarial hace lo suyo en el avispero de las prácticas cotidianas, sorteaste todos los pasillos de los tecnominatauros de corbata y sus luces de neón.
El viento sopla desde el borde de lo alto de la terraza, activaste la tela vibracional; todas esperamos tu señal.
— Los vivos no paramos de hablar, cacarear se nos da fácil; sin embargo, pocos muertos pueden seguir hablando y ser escuchados. Su voz hila el canto de la urdimbre que hoy activamos para revertir el tiempo. — Suena tu voz en todos los dispositivos.
Todas nos lanzamos al viento tras la señal de Flagelo de Miel. El canto se extendió como una enorme telaraña invisible llenando los precipicios, apuntando hacia adelante en el tiempo. La comunicación con nuestros muertos se activó, acallando el bullicio indexado de los monopolios del saber, la fraseología política autorreferencial y la dictadura ambidiestra del conocimiento.
Abrazamos cada recodo con el vuelo sonoro antes del amanecer. Al salir el sol, en varias paredes la señal: Otorgar solemnidad al caos es obsecuencia funcional.