El barrendero y sus amigos
“Adentro, camina dos pasos, de un manotazo, cierra las cortinas de la pequeña ventana, la única que hay, en cuclillas, mueve el cenicero de murano que está sobre una cobija usada como mantel, se caen las chicharras recopiladas de la semana pasada, de las reuniones de la comuna, no hay tiempo, quita la cobija vieja, abajo una caja con zapatos, debajo de los zapatos, una pequeña mochila, la abre, saca el equipo digital, lo conecta al único enchufe, uno de modelo ochentero un poco quemado. Las manos le sudan, casi le tiemblan, saca la memoria escáner, la conecta, respira un poco más lento, trata de calmarse, se carga la data, el color azul en vertical, respira.”
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