Momia
Lugarcito Pulgarcito decías desde tu sotana interior, huella de carbono sudaka para tus patrones, no podrás huir del analgésico.
Seguir leyendo →Lugarcito Pulgarcito decías desde tu sotana interior, huella de carbono sudaka para tus patrones, no podrás huir del analgésico.
Seguir leyendo →El voltaje gris atestigua silencioso una tormenta para la tarde.
Seguir leyendo →Anteayer, cuando ibas a prepararte para salir, volteaste al ventanal del jardín; el arbusto de espinas artificiales se levantó con una ganzúa en la mano, sus ojos eran un alarido. Corriste a tu cuarto y trabaste la puerta, marcaste a seguridad y cuando contestaron, lloraste. No encontraron a nadie; pero esa flama se eriza desde tu estómago a la garganta. Dejaste de salir, durante el día cierras las cortinas, hiciste podar el jardín. Tiraste los frascos de pastillas al excusado.
Seguir leyendo →Peinamos el parque hasta llegar. Tras la estatua, la señal. La piedra obscura, marcada: mensaje encriptado, Código leído, en papel envuelto en celulosa, todo en papel.
Seguir leyendo →Sabes que susurrarle a la galerista para que redoble la oferta, o cuando callar frente al curador para que empiece a insistir. Sabes cómo enredar al dealer de la casa de subastas. Tu preferido, el director de museo; vas por la espalda y siempre se queda sospechando que guardas mucho más.
Seguir leyendo →- Entrevista con Fernanda Melchor Pinto -
“A mí la literatura mexicana que más me gusta, la que más me marcó como lectora y como escritora es la que une, a la vez, experimentación formal y experiencia, subjetividad hecha cuerpo: Se está haciendo tarde (1973), de José Agustín, o Los albañiles (1964) de Vicente Leñero, o El vampiro de la Colonia Roma (1979) del recientemente fallecido Luis Zapata, o La vida conyugal (1991) de Sergio Pitol, o Las batallas en el desierto (1981) de José Emilio Pacheco, o Elsinore (1988) de Salvador Elizondo, u Oficio de tinieblas (1962), de Rosario Castellanos, para citar tan sólo unos cuantos ejemplos.”
Seguir leyendo →Una vez abajo pasamos inadvertidos en el brindis, el efecto autorreferencial del vacío nos jugaba a viento en contra, las alas se sentían más pesadas.
Seguir leyendo →Libertario era Buenaventura Durruti, vos estás hinchado de esteroides y cobardía. En esta partida de ajedrez perdiste tu hacienda en la tercera jugada. Matriota te va a quitar todo lo que tus abuelos nos arrebataron; la plata que fugas a Dubái; la casa de tus viejos, con su arte colonial y su colección arqueológica. Matriota te va a sacar tus empresas, sanguijuelas del Estado.
Seguir leyendo →Su Excelencia, mueca y sonrisa, estás cansado de medir lo que dices en las sesiones del pleno. El presidente de la Corte te parece más despreciable cada día. Cuando te busca, resuelves sus dudas no por respeto, sino por miedo. Si insistes con una iniciativa, tus colegas y el presidente la derriban. Al mismo tiempo que entró la demanda vino la llamada desde la sede en Montreal: ellos se hacen cargo de los abogados de la comunidad. La demanda es para que se le concedan derechos al Río Xurandó, en la región de Orogenia. Mientras el litigio se prolonga, se le revocará la concesión a la empresa china; el Ministerio del Ambiente se arreglará con los dirigentes, no hay lobby que no le llegue al precio a los activistas. Las brocas ya están en la aduana.
Seguir leyendo →En la obscuridad del túnel, solo la luz de la obsidiana me guía, el contrapunto solemne susurra miles de vocecitas que armonizan innumerables comisiones de embajadas indulgentes, almuerzos y festines de la obsecuencia en degradé.
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