— Txema Guijarro y Héctor Juanatey nos hablan sobre El Analista —
“La libertad de pensar sin la libertad de hablar no existe”.
Juan Montalvo
A diferencia de Edward Snowden, un convencido de que se puede cambiar a un régimen desde adentro al revelar sus prácticas ilegales de vigilancia masiva de la población. Al constatar la bancarrota y la podredumbre de ese mismo régimen, Julian Assange dirigió las publicaciones de WikiLeaks acerca de bombardeos a civiles y torturas, del amasiato entre las Embajadas norteamericanas y las élites domesticadas en Latinoamérica, para que un día sea derribado. Tanto del escape de Snowden de Hong Kong a Moscú, así como del asilo de Assange en la Embajada de Ecuador en Londres, Txema Guijarro fue uno de los hacedores principales. Para conocer a quien hasta 2015 fue subsecretario para las Regiones de Asia, África y Oceanía del Ministerio de Relaciones Exteriores de Ecuador, hoy diputado por Alicante y Secretario General del Grupo Parlamentario de Unidas Podemos, llegó El analista. Un espía accidental del caso Assange y Snowden (Libros del K.O., Madrid, 2020). Este reportaje novelado condensa largas horas de conversación entre Txema Guijarro y el periodista Héctor Juanatey (Santiago de Compostela, España,1987), quien además es colaborador de medios como CTXT y Público. Matriota habló con Txema y Héctor sobre su nuevo libro y cómo las disputas de ayer también son las del porvenir.
MATRIOTA: ¿En qué pensaste cuando viste la expulsión y captura de Julian Assange de la Embajada de Ecuador en Londres, el 11 de abril de 2019?
TXEMA: Además de impotencia por ver que los hechos se estaban consumando, la sensación del final de una etapa que venía prolongándose desde hace muchos años. Por desgracia, desde la llegada de Lenin Moreno se confirmaron todos los temores que habíamos tenido.
HÉCTOR: En primer lugar, rabia por saber que en ese momento comenzaba un proceso que puede terminar con Julian extraditado en EEUU, con todo lo que ello supone. Finalmente, los derechos humanos penden sobre una cuerda muy floja. Que el mismo país que le dio asilo, solo por cambiar de Gobierno, pudiera tomar la decisión de entregarle, no solo deja en mal lugar al presidente que tomó esa determinación, pues los derechos humanos exigen unos cimientos más fuertes, no pueden depender del Gobierno de turno.
El asilo concedido a Assange fue una apuesta geopolítica mayor del gobierno de Rafael Correa. Situó al Ecuador como un actor estratégico del bloque bolivariano progresista, hoy desbaratado. Pero sobre todo fue una decisión soberana. ¿Por qué este término, soberanía, enardece y exaspera tanto a globalistas y conservadores?
TXEMA: Yo creo que el término soberanía en sí tiene algo de esquivo. Piensa que tanto globalistas y conservadores son capaces de llamar a principios de soberanía cuando les conviene. El problema es qué sentido se le da a esta palabra. Es como la palabra libertad, también se la puede utilizar en muchos sentidos. Claro, lo que no entendieron nunca es el uso del término que nosotros le dimos a la soberanía: Que pudiéramos ponernos en igualdad, eso es lo que nunca han entendido las grandes potencias respecto al orden multilateral que pretendemos preservar. En ese sentido lo que les fastidia, lo que les molesta, era que pudiéramos reclamar lo que ellos mismos reclaman. Es decir, su derecho soberano a defender sus intereses y sus principios legales allá donde les corresponde. Y eso es lo que les exaspera, lo que no soportan: que no pueden ser superiores.
Un mapa para ácratas
En El analista, Txema Guijarro se involucra activamente, desde 2007, con el proceso paraguayo del PMAS y construye una relación cercana con Miguel Ángel López Perito, quien, en épocas de la dictadura de Strössner, fue encarcelado, torturado y exiliado por formar parte del Movimiento político y militar 20 de abril (M‑20A). Más tarde, López Perito es dirigente de la concertación plural de izquierda que constituye el Frente Guasú. Posteriormente, en 2009, Txema se vincula, en el contexto de las elecciones presidenciales de El Salvador, con el candidato del FMLN, el periodista Mauricio Funes y con María Marta Valladares Mendoza, alias Nidia Díaz, histórica ex guerrillera del Frente Farabundo Martí para la Liberación de El Salvador. Por otra parte, para dimensionar lo que significará para el Ecuador el otorgar asilo político a Julian Assange y enfrentarse a los poderes imperiales del mundo, entabla relación con personajes como Miguel d’Escoto y Carlos Argüello, quienes fueron “figuras clave en la decisión de Nicaragua de llevar a los Estados Unidos de Ronald Reagan ante La Haya por el apoyo a los paramilitares de la Contra en su guerra contra el Gobierno sandinista nicaragüense”. Una vez Assange en la embajada ya bajo asilo, la inteligencia cubana también pone su granito de arena.
¿Hasta qué punto ves en esta lid diplomática, jurídica y política de David frente a Goliat el protagonismo de una experiencia emancipatoria de larga data en América Latina? ¿Crees que estas experiencias revolucionarias intergeneracionales encuentran su cauce en la lucha de un “ácrata” posmoderno como Julián Assange, conjuntamente con un pequeño equipo, decidido y valiente, del gobierno ecuatoriano?
TXEMA: Es verdad que la diplomacia ecuatoriana en aquel momento recogió las experiencias de la historia diplomática latinoamericana. Dada la dimensión del conflicto que teníamos con los Estados Unidos, era muy importante conocer a las voces más versadas del continente en su lucha de David contra Goliat. Esa es la historia que yo cuento en El analista, donde por circunstancias accidentales se entrecruzan Julian Assange, su movimiento ácrata posmoderno, con la geopolítica latinoamericana, que en principio se habían desarrollado muy lejos. Creo que es una confluencia accidental que ha dado buenas sinergias, pues en el fondo se trata de luchar contra un orden unipolar.
En este sentido y en esta época posmoderna ¿crees que se relativiza el horizonte de un individualismo desestabilizador como camino, en última instancia, para forjar las luchas de los de abajo frente al poder global?
TXEMA: Como explico en el libro, yo vengo de una escuela política que tiene otras culturas, donde ese individualismo no es productivo en términos revolucionarios, o por lo menos esa es mi idea y mi ideología. Tampoco podemos decir que el movimiento ácrata sea un movimiento individualista, en el fondo necesitan de las redes, de lo colectivo, de una organización para poder establecer una lucha eficaz de los de abajo frente a los de arriba. Está claro que la condición mínima indispensable para poder entablar esa necesaria lucha, esa lucha democrática que llevamos a cabo, tiene mucho que ver con las capacidades que tengamos para organizarnos democrática y eficazmente a la vez.
“Officers” versus “Operativos”
Aunque Assange define su trabajo como otra variante del periodismo científico, muchas veces ha rechazado el membrete de periodista. Ha sido acerbamente crítico con el periodismo por ocultar su connivencia con los poderes fácticos. Si algo revelan los cables de WikiLeaks es que la retaguardia de la invasión a Irak y Afganistán estaba en las salas de redacción de los grandes medios. ¿Cuánto de eso influyó en la ruptura de los conglomerados mediáticos con WikiLeaks, que luego lo acusaron de tener las manos manchadas de sangre?
HÉCTOR: Lo que más influyó, en mi opinión, en la ruptura de los pactos que WikiLeaks firmó con muchos medios de comunicación fue el hecho de que Julian se dio cuenta de que, al final, muchos de esos conglomerados responden también a ciertos intereses, y no publicaron todo lo que WikiLeaks les había filtrado. Assange creía, acertadamente, que todo lo que poseían era de interés público, y que no podían ser solamente algunos medios los que decidieran qué iba a salir y qué no. Confío en un primer momento firmando esos acuerdos y decidió romper cuando vieron que no toda la información salía a la luz. Es verdad que una filtración, como tal, no puede ser definida como periodismo, pues para que así sea exige un trabajo periodístico, que supone interpretar, valorar y explicar lo que se ha recibido.
TXEMA: Esa colaboración puntual que se avivó entre WikiLeaks y los grandes medios estaba condenada a romperse en cualquier momento. Los intereses necesariamente iban a chocar. Creo que Julian vio la oportunidad de aprovecharse de esos grandes medios para llegar al gran público, a los grandes opinadores, en eso fue inteligente. Pero ciertamente había intereses antagónicos de fondo que saltaron y saltaron pronto. Si bien luego pasó lo que pasó, Julian fue inteligente en saber aprovechar ese momento. Si Julian no habría establecido esa relación con aquellos famosos 5 medios (The Guardian, The New York Times, Le Monde, Der Spiegel, El País), entregándoles los cables, creo que hubieran tenido mucho menos impacto. Alabo la practicidad de Assange en ese sentido, logró objetivos de corto plazo, aunque luego rompió alianzas coyunturales.
Al principio del libro hay una cita de Graham Greene que señala la diferencia entre los dos tipos de agentes de todo servicio secreto: “los officers”, destinados a los papeles, informes y carpetas; y “los operativos”, quienes encaran el peligro en territorio ¿La labor periodística comprometida con las causas de la humanidad frente al poder sería similar a la de los “officers”?
HÉCTOR: No solo la labor comprometida, sino en definitiva toda labor periodística tiene ciertas similitudes, pues como decía en la anterior respuesta, un buen periodista tiene que saber interpretar un hecho, su contexto, etc., para después contarlo. No en vano muchos servicios secretos acuden a periodistas para tener información sobre determinados asuntos.
En el libro hay una reflexión de Txema sobre verse abocado a romper sus propios esquemas, procedentes de su formación política socialista, al calor de sucesos tan inéditos, para comenzar a pensar y actuar desde un lugar heterodoxo ¿Crees que esto también se aplica al ejercicio del periodismo de cara a los desafíos de estos tiempos?
HÉCTOR: Puede tener ciertas similitudes a la hora de saber adaptarse a los nuevos formatos, sobre todo en tiempos enteramente digitales. No obstante, la labor de fondo del periodismo no ha cambiado, ni debería cambiar. Al final, el periodismo debe contar aquello que tiene interés público: “Contar lo que algunos no quieren que se sepa”.
Los cables de WikiLeaks revelan cómo la Policía Nacional de Ecuador estaba intervenida por la Embajada Norteamericana, y cómo esta misma Embajada era el diván donde las élites y ciertas franjas del periodismo iban a quejarse y a complotar entre sí. ¿Cómo se recibieron los cables de WikiLeaks en España, qué instituciones y medios de comunicación se vieron comprometidos?
HÉCTOR: En un principio en España el periódico que firmó el acuerdo con WikiLeaks fue El País, aunque en posteriores revelaciones ya se ampliaría a otros como el diario Público, por ejemplo. Uno de los cables que para mí suscitó más atención fue el referido al caso Couso y cómo, según la diplomacia estadounidense, España participó en los intentos para que el caso no se investigara ni se llevaran a cabo las órdenes de detención de los militares implicados en su asesinato en Bagdad.
Uno de los postulados que defienden tanto Assange como WikiLeaks es el de la transparencia. El filósofo sur coreano Byung-Chul Han afirma: “Ya en Rousseau puede observarse que la moral de una transparencia total se trueca necesariamente en tiranía”, pues (…) “transparencia y verdad no son idénticas”. ¿Es posible y deseable tal transparencia?
HÉCTOR: Siempre que sean asuntos de interés público, sí, si bien aquí Txema podrá contestar mejor, es cierto que la transparencia total desde un Gobierno no es posible por muchos factores.
TXEMA: Efectivamente, los Estados necesitan tener sus secretos por cuestiones de seguridad nacional evidentes, por cuestiones de estrategia, de despliegue diplomático incluso y de muchas otras situaciones. Es evidente que no toda la información del Estado debe ser pública. Pero sí que un Estado debe tener los mecanismos que permitan de alguna forma una accountability sobre todo lo que hacen. En este sentido, lo que no puede tener un Estado es rincones oscuros donde la ciudadanía desconozca qué se está haciendo con sus propios recursos. Pero de ahí a que efectivamente se tengan que generar protocolos necesarios de seguridad y de confidencialidad para el funcionamiento de toda misión militar, policial, diplomática, pues eso creo que lo entiende todo el mundo.
Si no hubiera estado presente el Progresismo latinoamericano ¿quién crees que se la habría jugado por respaldar esta lucha del ciudadan@ de a pie, no solo Sudaka, sino también del ciudadan@ primermundista, en contra de la vulneración de derechos y el control de facto del poder transnacional global?
TXEMA: Hombre, yo creo que el Progresismo Latinoamericano ha tenido una repercusión mundial en los últimos 20 años. Precisamente en su lucha por trascender a un orden global unipolar, y por inspirar a la opinión pública y a la ciudadanía mundial, que de alguna forma han estado presente en esas luchas. Y desde luego en Europa, o en España, que es desde donde yo puedo hablar, es verdad que el inicio de ese periodo nos influyó mucho. El hecho de pensar que había países latinoamericanos que estaban haciendo las cosas de otra manera, de que había un horizonte post neoliberal, dio muchas esperanzas a mucha gente, no solo en Sudamérica, sino en el primer mundo. Y bueno, precisamente eso fue lo que me llevó a pasar casi 8 años de mi vida en América Latina.
Con respeto a esta disputa geopolítica: ¿Cuál es el rol que tomaron, y ahora mismo tienen, las organizaciones políticas y ciudadanas de Europa occidental? ¿Qué podemos esperar de ellos?
TXEMA: Bueno, esas organizaciones se debaten en un terreno muy hostil, pero donde políticamente se han dado algunos avances en los últimos años. Desde luego han sido fundamentales para animar todo avance de posiciones políticas progresistas, y en ese sentido nuestra propia experiencia en Podemos es hija de esas organizaciones políticas en España, sobre todo ciudadanas, herederas del 15M. ¿Qué podemos esperar de ellas en un futuro? Espero que sigan alimentando todos los frentes de la lucha que hay que mantener, tanto la social, la política, la más militante, la más institucional, la más de calle. En fin, todos esos frentes que necesitan ser permanentemente alimentados, que se nutren precisamente de esas organizaciones más apegadas a los problemas cotidianos de la gente. Eso es lo que tratamos de representar y lo que queremos mejorar.
Julian Assange es ecuatoriano
Durante las audiencias del juicio de extradición en la Corte de Westminster en Londres, luego de meses sin acceso a una computadora, se le permitió a Assange el uso de una laptop para revisar los materiales de su defensa. Pero tratar de utilizarla fue inútil, habían derramado pegamento sobre el teclado. En la prisión de Belmarsh, donde va a cumplir 2 años de encarcelamiento, no tiene calefacción, tampoco está permitido el ingreso de cobijas para los internos. Para tratar de abrigarse, al igual que los otros detenidos, Assange se vale de los libros que puede sacar de la biblioteca de la prisión para tratar de tapiar la ventana del frío en las noches.
El hombre que entró a la Embajada no es el mismo que estuvo 7 años encerrado, y tal parece que poco tiene que ver con el que ahora está encarcelado en Belmarsh. ¿Podrías describir los cambios en la personalidad de Assange, especialmente cuando sectores del soberanismo más conservador lo reivindican para su bando?
TXEMA: Siempre lo he dicho, yo no vi tantos cambios en su personalidad, como en su fisicidad. A lo largo de los años que estuvo en la Embajada su deterioro físico fue muy evidente. Pero a mí siempre me sorprendió su fortaleza mental para aguantar en esa situación, mantener una posición política y en su caso, vital, bastante consolidada. Hace más de dos años que no lo veo. No sé cómo le estará sentando la cárcel, pero tenemos que hacer un ejercicio de empatía: cualquier persona en sus condiciones lo estaría pasando fatal. Pero francamente, ese tiempo que estuvo en la Embajada pudo aguantar muy bien, siempre me sorprendió su fortaleza mental para resistir.
Assange es uno de los personajes más satanizados en Ecuador, satanización que tampoco excluyó a los asesores extranjeros de los gobiernos de izquierda como Txema Guijarro, por su rol tanto en el asilo a Assange como en la protección a Snowden. Un libro como El analista corrige las distorsiones sobre los supuestos conflictos en la Embajada provocados por Assange. Cuanto los hubo, en su mayoría fueron con los empleados de UC Global, la empresa española de seguridad privada, hoy procesada por espiar a Assange y entregar su información a la CIA. Aunque sus relaciones con el personal de la embajada fueron buenas, eran objeto de especulación y calumnia de los latifundios mediáticos ecuatorianos. El juicio a UC Global en España está por empezar, pero en Ecuador es un tabú, pues compromete al gobierno de Lenin Moreno y a las cloacas del periodismo nacional que lo blindan.
¿Qué hacer contra esas cloacas informativas? ¿Qué batalla cultural levantar para desmontarlas?
TXEMA: La única forma de trabajar contra esas cloacas, de dar esa batalla cultural, es, nosotras mismas, nosotros mismos, hacer ese periodismo alternativo tan necesario. Porque la información es poder y hay que construir contrapoder con contra información.
¿Cómo hacer posible una colaboración interregional, verdaderamente internacionalista, entre gobiernos y/o partidos de izquierda, en un mundo donde la censura y el caos económico irán en aumento?
TXEMA: En el caso latinoamericano te diría que necesitamos de personalidades como las de Hugo Chávez o de un Fidel Castro. Ahora mismo tenemos la situación más complicada, aunque reconstruyéndose poco a poco; quizá no hayan surgido todavía los liderazgos fuertes que están llamados a encabezar esa colaboración interregional de las izquierdas en América Latina. Pero creo que los avances que hemos tenido recientemente en Bolivia, y por supuesto, en Ecuador, donde el país está a las puertas de un cambio político importante, nos anima a pensar en la reconstrucción de ese bloque latinoamericanista, que fije una posición regional frente al desorden existente.
Mientras la justicia británica dictaminó en enero de este año que Assange no podría ser extraditado a Estados Unidos, la Fiscalía General del Estado de Ecuador prosiguió con el juicio para quitarle la nacionalidad ecuatoriana. La Fiscalía ecuatoriana lo consideró en rebeldía por no haber respondido a la notificación enviada a la prisión de Belmarsh, destinada para terroristas, donde no se les permite a internos como Assange recibir correo o cualquier tipo de documentación. Luego de que el mismo tribunal de Westminster le negara la libertad bajo fianza, el Departamento de Justicia Norteamericano presentó una apelación contra el fallo que impidió la extradición.
Si bien el reciente fallo judicial que negó la extradición de Assange a Estados Unidos parece una victoria política, al sustentarse en los peligros que corre su salud y en las terribles condiciones de encarcelamiento que está soportando, elude el contenido político del caso. Prácticamente les da la razón a los fiscales norteamericanos y deja desprotegido al concepto de libertad de expresión ¿Crees que la justicia británica quiere prolongar una situación insostenible con el fin de que Assange muera en prisión?
HÉCTOR: Una Justicia real no debería actuar en función de si quiere esto o aquello, sino emitir simple y llanamente justicia. En mi opinión, el fallo es positivo hasta cierto punto, pues solamente se escuda en que EEUU no ofrece las garantías para evitar un posible suicidio de Julian. Por lo demás, da la razón en todo al Gobierno estadounidense.
La oferta de asilo político del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, fue utilizada por los fiscales norteamericanos y la jueza del caso para negarle la libertad bajo fianza, alegando que Assange podría escapar. ¿Hay un futuro para WikiLeaks y Assange, aunque la acusación del Departamento de Justicia Norteamericano siga en pie? ¿El gobierno de Joe Biden arremeterá contra quien definió como “terrorista digital”?
TXEMA: El gobierno de Biden ya está arremetiendo en la medida en que no han retirado ninguno de los cargos, y acaban de presentar una apelación contra el dictamen que niega la orden de extradición. Quiero ser prudente, pero creo que Biden no será piadoso, hay que recordar que fue él quien empleó el término de terrorista digital contra Assange cuando era vicepresidente de Obama. Vamos a ver, se ha hablado de que el indulto a Chelsea Manning podría ayudar a que Biden tome una decisión similar, hasta ha habido intelectuales que le han escrito cartas para pedirle que tome esa medida. Sin embargo, esto no se ha producido, dudo que siga el ejemplo de Manning, porque, al fin y al cabo, en el relato que se construyó sobre el caso, y en el que el propio Biden estuvo involucrado, Manning aparecía como la pobre que había sido engañada por un tipo muy malo, por un hacker peligroso, por un “comeniños”, el único culpable de todo esto. En ese sentido, dentro del relato que ellos construyeron, pueden perdonar a la tonta que se dejó engañar; pero es un relato falso, puesto que Manning tuvo la decencia que muchos de sus compañeros y compañeras no fueron capaces de tener al proporcionar la filtración a WikiLeaks. Pero en todo caso, en ese relato parece no haber lugar para un indulto a Assange.
¿Crees que Julián Assange, salvando las distancias, podría ser el Che Guevara del siglo XXI? ¿Qué lecciones éticas nos deja?
TXEMA: Las grandes figuras históricas como el Che Guevara son incomparables, además, su repercusión político histórica está mucho más consolidada. Vamos a ver todavía cómo dejará la historia el caso de Julian Assange, el cual nos deja grandes lecciones éticas por las que tenemos que seguir luchando: La necesidad de que la vigilancia no restrinja la libertad de información. Que podamos informarnos como queramos. Que tengamos acceso a fuentes alternativas. Que seamos ciudadanos capaces de defender nuestro derecho a proteger nuestras comunicaciones. Que nuestro derecho a la intimidad no sea violado por ningún Estado o corporación. Creo que son luchas absolutamente contemporáneas, están ahora mismo en plena liza, y debemos seguir peleando.