Antena Matriota

En la disputa

Pintura/Retro Dig­i­tal por Fran­cis­co Galárraga

— Entre­vista a Ali­na Duarte —

Ante el incans­able gor­jeo de la hege­monía que bus­ca nublar las mentes, peri­odis­tas como Ali­na Duarte hacen cober­turas de pren­sa de los últi­mos lev­an­tamien­tos en la región, como el Paro nacional de Octubre de 2019 en Ecuador, la rebe­lión en Chile, los dis­tur­bios con­tra la bru­tal­i­dad poli­cial en Esta­dos Unidos, sin sep­a­rar el peri­odis­mo del activis­mo. Par­ticipó de Fue golpe (2021), el doc­u­men­tal de María Fer­nan­da Rada sobre el golpe de esta­do en Bolivia. Matri­o­ta plat­icó con Ali­na sobre cómo hac­er peri­odis­mo bajo los gas­es lacrimógenos, la dis­pu­ta políti­ca y cul­tur­al en Améri­ca Lati­na, cómo se descom­po­nen y recom­po­nen las izquier­das en nues­tra región y los desafíos del fem­i­nis­mo des­de el sur. 

Trans­mi­tir el estallido

Vivi­mos tiem­pos en los que el saqueo es cada vez más voraz por parte de los cen­tros de acu­mu­lación de cap­i­tal a través de las cor­po­ra­ciones transna­cionales, las bre­chas norte-sur son may­ores, con el ele­men­to adi­cional que con­ll­e­va la pan­demia y el biopoder rad­i­cal­iza­do en el encier­ro. Samir Amin, el econ­o­mista fran­co egip­cio, mues­tra cómo los país­es del ter­cer mun­do son esen­ciales para el desar­rol­lo del cap­i­tal­is­mo; cuan­do un cap­i­tal se insta­la en uno de estos país­es de la per­ife­ria, se mon­ta una maquinar­ia pro­duc­ti­va alta­mente tec­nifi­ca­da y este país ter­mi­na sien­do el que expor­ta cap­i­tal al cen­tro y no al revés. En las zonas del sub­de­sar­rol­lo como Améri­ca Lati­na con­viv­en per­fec­ta­mente rela­ciones de pro­duc­ción aparente­mente arcaicas, feu­dales o esclav­is­tas, con pro­ce­sos pro­duc­tivos alta­mente tec­nifi­ca­dos; esta com­bi­nación, lejos de ser una recidi­va de esta­dos ante­ri­ores al cap­i­tal­is­mo, se tra­ta más bien de un mutu­al­is­mo abso­lu­ta­mente fun­cional al desar­rol­lo cap­i­tal­ista. Amin acon­se­ja­ba a los país­es del ter­cer mun­do reti­rarse del mer­ca­do mundi­al. Sin embar­go, Guilles Deleuze, el sociól­o­go francés, habla del carác­ter irre­versible de este movimien­to de dester­ri­to­ri­al­ización y cómo en la per­ife­ria se repro­duce la mis­ma dinámi­ca de creación de nuevos cen­tros y per­ife­rias locales.

Matri­o­ta: ¿Ali­na, qué posi­bil­i­dades tienen los pro­ce­sos pro­gre­sis­tas en Améri­ca Lati­na, en este doble frente inter­no y exter­no, para rever­tir esta dinámi­ca voraz del cap­i­tal­is­mo, más allá del dis­cur­so político? 

Ali­na Duarte: Lo que describes no es sino el desar­rol­lo del cap­i­tal­is­mo en Améri­ca Lati­na, donde la con­struc­ción del Esta­do nación fue total­mente dis­tin­ta a los cen­tros europeos. Jus­ta­mente, el desar­rol­lo del cap­i­tal­is­mo en este lado del mun­do tiene que ver con la acu­mu­lación orig­i­nar­ia y la desacu­mu­lación orig­i­nar­ia de nues­tras naciones, no es que nosotros fuéramos más débiles, sino que hay un peca­do orig­i­nal: el pro­ce­so de desacu­mu­lación de nues­tras naciones que se pro­fun­dizó durante var­ios sig­los. Aquí no tuvi­mos rev­olu­ciones democráti­co bur­gue­sas como en Europa, tuvi­mos pro­ce­sos total­mente dis­tin­tos. Por ejem­p­lo, la Argenti­na del cen­tro no se desar­rol­ló de la mis­ma for­ma que la Argenti­na del litoral. En Brasil hubo esclav­is­mo. En el caso de Méx­i­co, sien­do uno de los prin­ci­pales cen­tros de desar­rol­lo de la colo­nia, hoy esta­mos vien­do las con­se­cuen­cias de esa acu­mu­lación orig­i­nar­ia y ese peca­do orig­i­nal. Pero en Améri­ca Lati­na tam­bién ten­emos nuevos pro­ce­sos de resisten­cia además, la trans­for­ma­ción del cap­i­tal­is­mo no ha sido siem­pre igual. Estas eta­pas van de un cap­i­tal­is­mo com­er­cial a un cap­i­tal­is­mo financiero, son parte del impe­ri­al­is­mo; fase supe­ri­or del capitalismo. 

Des­de hace dos décadas, Améri­ca Lati­na está arro­jan­do bas­tante luz sobre cómo des­man­te­lar este sis­tema económi­co, políti­co, social y cul­tur­al. Por esto siem­pre uti­li­zo como ref­er­en­cia a los gob­ier­nos pro­gre­sis­tas, aten­di­en­do a las respues­tas especí­fi­cas de cada pro­ce­so. Trataron de solid­i­ficar una posi­ción region­al para dar batal­la en var­ios frentes. Me refiero al económi­co, políti­co, social, cul­tur­al e ide­ológi­co. Creo que al menos se encon­traron otros mod­os de dis­tribu­ción de la riqueza, otros mod­os posi­bles del que­hac­er políti­co, sin el manda­to de la Casa Blan­ca sobre la región. Entonces se gen­eró una noción de sober­anía nacional, anti­im­pe­ri­al­ista. No sola­mente en Cuba, que es la resisten­cia por exce­len­cia en Améri­ca Lati­na durante más de seis décadas, y en el caso de estas últi­mas dos décadas, se imple­men­tó regional­mente una nue­va visión de la sol­i­dari­dad insti­tu­cional­iza­da a través de la CELAC, de PETROCARIBE, del ALBA. Inclu­so se creó TELESUR con la noción de com­bat­ir ide­ológi­ca­mente al sis­tema y sus nar­ra­ti­vas hegemóni­cas. Es decir, hay una nue­va con­cep­ción que impacta en estos pro­ce­sos que se venían ges­tando en cada uno de los país­es que desem­bo­can en alian­zas regionales como UNASUR. Por la cam­paña mediáti­ca en su con­tra, a veces no se dimen­siona la impor­tan­cia de Venezuela en las últi­mas décadas. Venezuela es la pun­ta de lan­za en muchísi­mas cosas que empiezan a reper­cu­tir. En el tema de edu­cación, de vivien­da, de salud, sus alian­zas con Cuba, la Mis­ión Bar­rio Aden­tro. Los acuer­dos entre Cuba y Venezuela de petróleo por médi­cos son rev­olu­cionar­ios, desmer­can­tilizan las necesi­dades de la población, además, impactan en Bolivia y Argenti­na. Estos gob­ier­nos tienen un aban­i­co muy amplio, se logra vis­lum­brar un nue­vo proyec­to en Améri­ca Lati­na, muy lejano a lo que ocurre en Europa y en otras latitudes. 

Lo que vimos en 2019 fue un pun­to de quiebre. El estal­li­do de octubre en Ecuador, luego el estal­li­do en Chile, después el golpe de Esta­do en Bolivia. El mod­e­lo encabeza­do por Evo Morales vis­i­bi­liza las con­tradic­ciones y los límites de un proyec­to que no se pro­pu­so acabar con el sis­tema cap­i­tal­ista. Su lóg­i­ca reformista, de alian­zas con las bur­guesías nacionales, con las transna­cionales, tal vez ase­gu­ran un pre­sente, pero le nie­ga el futuro a la población. Al no for­t­ale­cer un proyec­to de la mano de los movimien­tos sociales, que sí son ant­i­cap­i­tal­is­tas, fem­i­nistas, con un hor­i­zonte mucho más amplio, que van a la raíz. Fue demasi­a­do tarde cuan­do la gente reac­cionó con­tra el golpe de Esta­do porque todo se con­cen­tra­ba en la estruc­tura elec­toral. Aun así, la gente es la úni­ca capaz de rever­tir­lo. Con­ser­var el pro­ce­so de cam­bio, como se le lla­ma en Bolivia, fue posi­ble gra­cias a la mov­i­lización pop­u­lar. Aho­ra, ganaron las elec­ciones en 2020 como tam­bién las habían gana­do en 2019, pero si ganaron por las urnas fue porque hubo una orga­ni­zación pop­u­lar. El movimien­to de masas se tornó antifascista, entendió que había que cer­rar filas, aun cuan­do estu­vier­an en desacuer­do con Evo Morales. La alian­za de las mujeres, el fem­i­nis­mo comu­ni­tario, la Cen­tral obr­era boli­viana, cer­raron filas, sólo así sac­aron a esa derecha fascista, racista, mis­ógi­na y patri­ar­cal. Sólo con la unión de clase, con con­cien­cia anti­im­pe­ri­al­ista, este poder pop­u­lar puede trascen­der a la democ­ra­cia representativa.

Para mí es impor­tante pon­er en el debate a Esta­dos Unidos, hac­er énfa­sis en las huel­gas que suce­den en Esta­dos Unidos, en ple­na pan­demia hubo una huel­ga en Ama­zon y en otras grandes empre­sas. Huel­gas invis­i­bi­lizadas por los medios de comu­ni­cación. Tam­bién hay una resisten­cia muy fuerte en el corazón del impe­rio. El asesina­to de George Floyd, en Min­neapo­lis, el 25 de mayo de 2020, gen­eró el estal­li­do de un movimien­to que no solo tiene deman­das antir­racis­tas, sino que, con un sis­tema de salud total­mente pri­va­ti­za­do se sufre más la pan­demia, con el sis­tema de edu­cación prác­ti­ca­mente pri­va­ti­za­do, vemos que esa lucha empieza a tomar tintes anti neolib­erales y ant­i­cap­i­tal­is­tas. Fue muy sim­bóli­co para mí que después de cubrir las mov­i­liza­ciones en Chile, de ver a Las Tesis con el per­for­mance de El vio­lador eres tú, ver ese mis­mo per­for­mance eje­cu­ta­do en la mar­cha de las mujeres frente a la Casa Blan­ca. Los estal­li­dos alrede­dor del con­ti­nente empiezan a entre­lazar sus deman­das antir­racis­tas, fem­i­nistas, ant­i­cap­i­tal­is­tas, anti­im­pe­ri­al­is­tas; la gente en Esta­dos Unidos está en las calles prote­s­tando en con­tra del inter­ven­cionis­mo de Esta­dos Unidos en nue­stros país­es lati­noamer­i­canos. Es muy impor­tante decir que el Par­tido por el Social­is­mo y la Lib­eración (P. S. L), tiene cien­tos de miles de votos en Esta­dos Unidos, aunque eso no sea noti­cia. En Esta­dos Unidos hay un gran movimien­to social­ista, nutri­do por las luchas en Améri­ca Lati­na. Entonces, luz en Améri­ca Lati­na hay muchísi­ma, arro­ja­da en las calles con protes­tas, con proyec­tos de corte elec­toral, de corte anti sistémi­co, con defen­sores del ter­ri­to­rio, defen­sores de dere­chos humanos. Des­de el sur de Améri­ca Lati­na, nue­stro fem­i­nis­mo comu­ni­tario empieza a mar­car los debates del norte glob­al, en con­tra­posi­ción al fem­i­nis­mo blan­co lib­er­al occidental. 

Esto me recordó The Rev­o­lu­tion Will Not Be Tele­visat­ed de Gil Scott Heron.

Claro que sí, para mí Hugo Chávez fue un gran men­tor en ese sen­ti­do. La comu­ni­cación pop­u­lar tam­bién se enseña, tam­bién se aprende, tam­bién se dis­pu­ta, tam­bién se for­ma des­de la edu­cación pop­u­lar. Estudié rela­ciones inter­na­cionales, soy inter­na­cional­ista de pro­fe­sión y con­vic­ción. La comu­ni­cación para mí se volvió esa trinchera. A veces la gente no tiene tiem­po de ir a un cur­so de for­ma­ción políti­ca, de ir a la uni­ver­si­dad, pero sí tiene tiem­po de ver la tele­visión, de escuchar radio. Tam­bién en ese tipo de espa­cios está la dis­pu­ta. Por eso son tan fuertes los ataques con­tra TELESUR, quienes hemos tra­ba­ja­do ahí recibi­mos agre­siones, ame­nazas de muerte, porque allí se dis­pu­ta la for­ma­ción de un proyec­to ide­ológi­co nacional, region­al e inclu­so mundi­al. Telesur lo sabe, por eso tiene cor­re­spon­salía en Palesti­na, en Egip­to, en Chi­na. Nos hace ver cuál es la dis­pu­ta de fon­do den­tro de los medios de comu­ni­cación. Pues defin­i­ti­va­mente sería muy ingen­uo creer que la indi­gnación va a ser tele­visa­da por cuestión de vol­un­tad o de rating.

En estos tiem­pos mil­lenial, donde los saberes for­males pare­cen estar cada vez más com­par­ti­men­tal­iza­dos, ¿qué posi­bil­i­dades ves de con­fig­u­rar el sen­ti­do de la políti­ca, de la téc­ni­ca, del arte, en zonas de con­flu­en­cia donde el resul­ta­do sea más que la suma­to­ria de las partes y supere a la defini­ción espe­cial­iza­da de un títu­lo uni­ver­si­tario, de un pen­sum académi­co, o los obje­tivos del mile­nio de las oenegés? 

Pues mira, me viene a la mente ese tex­to de Iván Illich, La sociedad desesco­lar­iza­da (1971). Lo pien­so mucho, sé que a mi mamá no le gus­ta mucho la idea de no ten­er un títu­lo uni­ver­si­tario, porque la lóg­i­ca de mi famil­ia es que ten­er un títu­lo te ase­gu­ra el futuro, el éxi­to. Lle­vo diez años que salí de la uni­ver­si­dad y no ten­go un títu­lo uni­ver­si­tario, no sé si lo nece­si­to real­mente. Creo que la dis­pu­ta no está sola­mente den­tro de las aulas; hoy la edu­cación está for­man­do a los uni­ver­si­tar­ios para que man­ten­gan los priv­i­le­gios de la clase dom­i­nante. La dis­pu­ta en las uni­ver­si­dades ten­dría que ser por la edu­cación pop­u­lar, como lo plantea Paulo Freire; en algún momen­to ten­emos que entrar a la acad­e­mia para dis­putar ese estar en las aulas. Lam­en­ta­ble­mente no nos vamos a des­per­tar un día y de repente los académi­cos van a decir ay, sí, estábamos respon­di­en­do a los intere­ses de la burguesía.

La eti­que­ta de mil­lenial no es neta­mente tem­po espa­cial, somos una gen­eración a la que se nos ha arrebata­do los dere­chos económi­cos, políti­cos, lab­o­rales, sociales. Se nos ha arrebata­do el futuro, nos han arrebata­do las pen­siones. El neolib­er­al­is­mo nos ha deja­do a la bue­na de Dios. Como mil­lenials nos hemos inven­ta­do des­de la izquier­da esas otras trincheras. Pero las platafor­mas y las redes sociales para mí han sido un espa­cio de debate, una puer­ta a var­ios sec­tores a los que nor­mal­mente no ten­go alcance físi­ca­mente. No sé si eso después se trans­forme en con­cien­cia de clase, en orga­ni­zación pop­u­lar, pero no deses­ti­mo que apren­do y tra­to de com­par­tir mis saberes y expe­ri­en­cias a par­tir de este tipo de platafor­mas. Se está cre­an­do tam­bién una cul­tura de la resisten­cia a través de las redes sociales, por la poca legit­im­i­dad que tienen los medios cor­po­ra­tivos. Por lo mis­mo Face­book y Twit­ter durante los últi­mos años han sido mucho más agre­sivos en sus reg­u­la­ciones, porque los usuar­ios hemos puesto en tela de juicio a las redes. Cuan­do explota una de estas coyun­turas, como en Chile, Twit­ter cier­ra las cuen­tas de quienes esta­mos repor­tan­do la repre­sión, al igual que durante el golpe de Esta­do en Bolivia, nos cier­ran las cuen­tas a quienes denun­ci­amos el golpe, a gente que denun­cia lo que pasa en Palesti­na tam­bién le cier­ran las cuen­tas. Sabe­mos de qué lado están las redes sociales. Por eso sigo hacien­do tele­visión, sigo hacien­do radio, cualquier cosa que pue­da con­tribuir a una comu­ni­cación pop­u­lar mil­i­tante, pero tam­bién sigo en las calles, sigo acom­pañan­do las protes­tas, sigo acom­pañan­do los cír­cu­los de for­ma­ción. De hecho, hoy en la noche me voy a ir a un plan­tón. Soy de Xochim­il­co, del sur de la Ciu­dad de Méx­i­co, que es un pueblo orig­i­nario. El plan­tón pide que se acabe la con­struc­ción de un puente vehic­u­lar porque somos pat­ri­mo­nio de la humanidad. 

Ese plan­tón al que vas a ir es una rit­u­al­i­dad políti­ca conc­re­ta, no es sola­mente la hiper comu­ni­cación ¿La mil­i­tan­cia en la web puede susti­tuir a la mil­i­tan­cia en la calle? ¿Has­ta qué pun­to la comu­nidad puede servirse de la comu­ni­cación, o la hiper comu­ni­cación va a acabar apla­s­tan­do a la comu­nidad al despo­jar­la de su rit­u­al­i­dad, tan propia de la política?

No quisiera ser deter­min­ista y decir, este es el límite de las redes sociales, este es el límite de la comu­ni­cación. Hay que saber has­ta dónde apor­ta el cib­er­ac­tivis­mo y has­ta donde no, lo que sí creo es que no hay que deses­ti­mar su poten­cial, pero bajo este sis­tema económi­co es ingen­uo creer que las con­ver­sa­ciones de Twit­ter se tra­ducen en rebe­lión, en trans­for­ma­ción social, cuan­do un mín­i­mo por­centa­je a escala glob­al tiene acce­so a inter­net. La per­spec­ti­va donde el Inter­net lo es todo es total­mente cla­sista, pero sí se puede incidir den­tro de ese grupo muy especí­fi­co que tiene acce­so a nuevas tec­nologías. El no aban­donar las calles es fun­da­men­tal. La con­struc­ción del teji­do social no puede ser sola­mente a través de las redes sociales, ni de la comu­ni­cación. Tiene que ser a través de la con­struc­ción de un poder pop­u­lar ancla­do en un proyec­to, un hor­i­zonte común de trans­for­ma­ción de las estruc­turas económi­cas, políti­cas, sociales, ide­ológ­i­cas. Quienes creemos en ese otro mun­do posi­ble no podemos deses­ti­mar ningu­na de las trincheras; pan­demia de por medio, no podemos deses­ti­mar los medios y las redes sociales.

Afiche de “Fue golpe” (2021), doc­u­men­tal de María Fer­nan­da Rada.

El movimien­to de masas se tornó antifascista, entendió que había que cer­rar filas, aun cuan­do estu­vier­an en desacuer­do con Evo Morales. La alian­za de las mujeres, el fem­i­nis­mo comu­ni­tario, la Cen­tral obr­era boli­viana, cer­raron filas, sólo así sac­aron a esa derecha fascista, racista, mis­ógi­na y patri­ar­cal. Sólo con la unión de clase, con con­cien­cia anti­im­pe­ri­al­ista, este poder pop­u­lar puede trascen­der a la democ­ra­cia representativa.

Esta­do en demolición

La gen­eración de pen­samien­to políti­co tiene que ver tam­bién con los líderes, puedes encon­trar el pen­samien­to políti­co de Simón Bolí­var, de Hugo Chávez, de Jose Martí, de Fidel Cas­tro, del Che Gue­vara, etcétera. Pero tam­bién hay una tec­noc­ra­cia pro­gre­sista en Améri­ca Lati­na que parece inca­paz de pro­ducir pen­samien­to políti­co, que no lle­ga al abis­mo de la his­to­ria, no lle­ga a repen­sar la políti­ca, la filosofía, el rol de los pueb­los, el rol del indi­vid­uo, lo social.

Los límites de los lla­ma­dos gob­ier­nos pro­gre­sis­tas los hemos vis­to dos décadas después, algunos de ellos ter­mi­naron en golpe de esta­do, otros en pro­ce­sos de deses­ta­bi­lización, otros resistien­do el ase­dio de Esta­dos Unidos, con san­ciones que son medi­das económi­cas uni­lat­erales impues­tas por Esta­dos Unidos, en una lóg­i­ca total­mente impe­ri­al­ista. Hay sec­tores den­tro de estos mis­mos gob­ier­nos pro­gre­sis­tas que no entien­den que trans­for­mar las sociedades y con­stru­ir hor­i­zontes no es una cuestión de vol­un­tad, es una suma de múlti­ples deter­mi­na­ciones que tienen que ver con su relación con Esta­dos Unidos, sus rela­ciones regionales. La mis­ma con­struc­ción del Esta­do nación en cada uno de estos país­es fue total­mente dis­tin­ta. No entien­den que hay una cor­relación de fuerzas en lo inter­no y lo exter­no, ter­mi­nan apos­tán­dole a un vol­un­taris­mo, al reformis­mo, la rev­olu­ción les sue­na muy vio­len­ta o imposi­ble, a una cosa de rad­i­cales. En esa mis­ma lóg­i­ca cayó inclu­so Hugo Chávez, cuan­do hubo una cor­relación de fuerzas gra­cias a la cual podría haber expropi­a­do mucho más, encar­ce­lar a los fascis­tas, no lo hizo. Creyó que el pre­cio del petróleo iba a ser siem­pre de más de cien dólares el bar­ril. No lo hizo porque creyó que tenía el con­trol del gob­ier­no y del Esta­do, creyó que tenía a la bur­guesía amar­ra­da de las manos. Lo que está pade­cien­do Nicolás Maduro es la con­se­cuen­cia de no haber pro­fun­diza­do un proyec­to ant­i­cap­i­tal­ista, no sola­mente social­ista, cuan­do tuvo la opor­tu­nidad. Dejó en las calles a todos los fascis­tas, no logró diver­si­ficar su mod­e­lo de pro­duc­ción. Este sec­tor tec­nócra­ta, reformista, lib­er­al, que se la pasa jus­ti­f­i­can­do la refor­ma al cap­i­tal­is­mo, en vez de la errad­i­cación y la con­struc­ción de otro proyec­to, es el que más daño hace. O sea, ese tipo de con­tradic­ciones al final las va a pagar la población, que hoy está con la capaci­dad de apor­tar y de con­stru­ir, al final lo están dejan­do pasar. Y la derecha no deja pasar nada, como si los empre­sar­ios no fuer­an a orques­tar un golpe de Esta­do en la primera opor­tu­nidad que tengan. 

¿Cómo des­mar­car el pro­gre­sis­mo social­ista y el poder pop­u­lar de los límites de la democ­ra­cia rep­re­sen­ta­ti­va electoral?

En este momen­to hay pocas cosas en las que coin­ci­do con Álvaro Gar­cía Lin­era, en uno de sus tex­tos de hace muchos años, cuan­do llegó al poder, habla de cómo es muy nat­ur­al que los líderes de los movimien­tos sociales, de los medios de comu­ni­cación, los líderes de opinión, los líderes sindi­cales, dejen las calles, dejen los medios, dejen las escue­las, para for­mar parte de un gob­ier­no pro­gre­sista. Gar­cía Lin­era habla­ba de un cap­i­tal­is­mo andi­no amazóni­co, una cosa rarísi­ma; en vez de avan­zar, recon­figu­ra una lóg­i­ca total­mente reformista, propia de una tec­noc­ra­cia sin ningún hor­i­zonte más allá del cap­i­tal­is­mo, se ded­i­can a gener­ar estruc­turas que repro­ducen el sis­tema. Así evi­tan el ver­dadero dile­ma: ¿Cómo erradicar esta idea de la democ­ra­cia bur­gue­sa elec­toral den­tro de la sociedad? En el caso de estas democ­ra­cias en Améri­ca Lati­na, los gob­ier­nos pro­gre­sis­tas no se han logra­do desacoplar de la estruc­tura elec­toral. Entonces el hor­i­zonte se vuelve las elec­ciones, como si fuer­an el obje­ti­vo últi­mo de la trans­for­ma­ción y no una vía. 

Por eso se logra­ba invis­i­bi­lizar esa lucha inter­na en donde hay sindi­catos, movimien­tos sociales, movimien­tos fem­i­nistas que evi­den­te­mente no se sien­ten rep­re­sen­ta­dos, que no lograron entablar un diál­o­go y se los con­sid­er­a­ba golpis­tas. La derecha es tan vio­len­ta que en cualquier lucha de izquier­da por fuera de los gob­ier­nos pro­gre­sis­tas veían la man­era de que les red­i­tu­ara elec­toral­mente. Los gob­ier­nos pro­gre­sis­tas no escucharon a estos movimien­tos. Uno, porque tal vez su hor­i­zonte no era acabar con el sis­tema cap­i­tal­ista. Segun­do, por tor­peza políti­ca. Y ter­cero, porque ni siquiera se plantearon este hor­i­zonte. Los movimien­tos anti sistémi­cos cayeron en las nar­ra­ti­vas tan­to de la derecha como la de los gob­ier­nos pro­gre­sis­tas, los metieron en la mis­ma bol­sa con la oposi­ción de derecha elec­toral, con las oli­gar­quías y los sec­tores ver­dadera­mente golpis­tas. Entonces resul­ta que después de veinte años, si eres fem­i­nista, eres golpista, si eres anti extrac­tivista, estás en con­tra del interés nacional. Los debates cayeron en cues­tiones sin hor­i­zonte, el gob­ier­nos pro­gre­sis­tas y los movimien­tos de izquier­da avan­z­a­ban hacia el encono y la división, como si no se nece­si­taran uno al otro.

¿Qué tipo de Esta­do quer­e­mos? Si es un Esta­do cor­po­ra­ti­vo cap­i­tal­ista, de nada te sirve en últi­ma instancia.

El sis­tema cap­i­tal­ista tam­bién se está trans­for­man­do. En esta pan­demia la may­oría de bajas han sido en la clase tra­ba­jado­ra, pro­duc­to de estar en la primera línea. Pero tam­bién los mul­ti­mil­lonar­ios han mul­ti­pli­ca­do sus for­tu­nas. Hemos vis­to el colap­so del norte glob­al, el que se nos dijo es el hor­i­zonte a seguir, como lo tenían todo pri­va­ti­za­do tuvieron mil­lones de muer­tos porque pro­fun­dizaron la extrac­ción de las riquezas del cap­i­tal. En Améri­ca Lati­na creo que se está mutan­do la con­cep­ción de hacia dónde va la izquier­da, hacia dónde va el proyec­to de clase, hacia dónde quer­e­mos ir, tam­bién la mis­ma con­struc­ción de Estado.

Se está lle­van­do a cabo un exper­i­men­to en Lati­noaméri­ca: el uso de lo étni­co des­de una apues­ta de derecha maquiavéli­ca. La uti­lización de una serie de val­ores enar­bo­la­dos por la izquier­da, vin­cu­la­dos a la defen­sa del agua, lo étni­co. Muy “cool”, pero con una agen­da neolib­er­al, trata­dos de libre com­er­cio, etcétera. 

En los Esta­dos Unidos Yaku Pérez se lla­ma Kamala Har­ris. Una per­sona negra que no logró agluti­nar las deman­das antir­racis­tas, con cero votos elec­torales. Bernie Sanders tenía muchos más votos, ella era la últi­ma de la lista. Esa políti­ca de iden­ti­dad está súper bien tra­ba­ja­da en Esta­dos Unidos; donde aho­ra un lati­no depor­ta lati­nos, una mujer trans bom­bardea a otros país­es, una mujer negra sigue ata­can­do a la comu­nidad negra. La vicepres­i­den­ta Har­ris tiene una acti­tud suma­mente poli­cial. Se tra­ta de un fenó­meno muy bien crea­do para el infan­til­is­mo de izquier­da en la región. A mí me tocó vivir­lo en Esta­dos Unidos, de repente los demócratas decían que las vidas negras impor­tan, ¿pero de qué están hablan­do? Si son ust­edes los que peren­nizan el racis­mo estruc­tur­al, ancla­do en ambos par­tidos. Hay que enten­der que el ene­mi­go es la derecha que enar­bo­la a Har­ris y a Pérez, pero que la vía cor­rec­ta sí es el social­is­mo, sí es el fem­i­nis­mo, sí es la lucha con­tra el extractivismo. 

La local­i­dad lati­noamer­i­cana está atrav­es­a­da por el mes­ti­za­je de las ver­tientes cul­tur­ales que com­par­ti­mos: la indí­ge­na y la his­páni­ca, en este sin­cro­nis­mo que nave­ga en el pén­du­lo de lo glob­al, la noción de tradi­ción des­de las izquier­das glob­ales occi­den­tales, eurocén­tri­c­as, no es un val­or pos­i­ti­vo, más bien ha sido recu­per­a­do por la extrema derecha. Sin embar­go, en nue­stros pueb­los la tradi­ción supone resisten­cia des­de los val­ores comu­ni­tar­ios, de nues­tras cos­mo­vi­siones y nacional­i­dades orig­i­nar­ias que mar­can un con­traste par­tic­u­lar a la lóg­i­ca cap­i­tal­ista, que se ven oblig­adas a la resisten­cia bajo una guer­ra de exter­minio cul­tur­al. Sin embar­go, en ese cam­po de la tradi­ción tam­bién heredamos val­ores patri­ar­cales de vio­len­cia y sum­isión, dis­pos­i­tivos a través de los cuales nue­stros pueb­los han sido dom­i­na­dos tan­to en la colo­nia como en la repúbli­ca. ¿Cómo crees que las izquier­das pueden apropi­arse y reivin­dicar el cam­po de la tradi­ción, for­t­ale­cer un suje­to políti­co sin caer en el maniqueís­mo de tradi­ción igual a atra­so, reac­cionario ver­sus lo nue­vo, indi­vid­u­al­is­mo lib­er­al o rev­olu­cionario, etc.? 

Des­de la izquier­da a veces se roman­ti­za mucho la idea de los usos y cos­tum­bres, a las tradi­ciones mis­mas, como si den­tro de nue­stros pueb­los orig­i­nar­ios tam­poco se sufriera vio­len­cia ni dis­crim­i­nación, como si fuer­an exclu­si­vas de la his­to­ria occi­den­tal. Creo que habría que rescatar otras expe­ri­en­cias de avance que nos han hecho acabar con las opre­siones de clase, raza, género. Más bien hay que enten­der des­de dónde se está apor­tan­do en nues­tras comu­nidades hacia la con­for­ma­ción de un mun­do más igual­i­tario, pero no eximir a estos pueb­los de sus expre­siones de vio­len­cia, de racis­mo o de dis­crim­i­nación. Es un debate per­ma­nente, ven­go del sur de la Ciu­dad de Méx­i­co, de Xochim­il­co, somos pueb­los orig­i­nar­ios, con ellos me voy a ir a acam­par hoy en la noche. Entonces hay un teji­do social muy fuerte, la gente sabe quién es su veci­no, sabe con quién hay que orga­ni­zarse, quién es su rep­re­sen­tante, quién es su diputa­do o su leg­is­lador. No nece­sari­a­mente pasa por la con­cep­ción de poder de un leg­is­lador, sino porque el leg­is­lador, el diputa­do, la diputa­da for­man parte de su comu­nidad y saben de qué famil­ia viene, su his­to­ria de las últi­mas décadas. Sin embar­go, eso no excluye que son sociedades tam­bién suma­mente machis­tas. A veces, en el tema de las comu­nidades LGBTI, es algo muy difí­cil de hac­er enten­der en una eso­ciedad que está ancla­da en la col­o­nización del cris­tian­is­mo. Por mucho que esta­mos en el siglo XXI, en el año 2021, lo orig­i­nario aún pasa por algo puro, pasa por este pro­ce­so de col­o­nización que nosotros hemos vivi­do. Entonces, no hay que roman­ti­zar a los movimien­tos indí­ge­nas, pueb­los orig­i­nar­ios, comu­nidades como sinón­i­mo del hor­i­zonte a alcan­zar; como si lo indí­ge­na, lo orig­i­nario, no fuera cor­rupt­ible, no fuera racista, no fuera cla­sista, como si no estu­viera inmer­so en este sis­tema capitalista.

A finales del 2021 el gob­ier­no de Andrés Manuel López Obrador cumplirá la mitad de su sex­e­nio. ¿Cuál es tu bal­ance de la 4T has­ta hoy?

Hay que enten­der que la Cuar­ta Trans­for­ma­ción viene en gran parte de los movimien­tos pop­u­lares, indí­ge­nas y de los sec­tores más explota­dos de este país durante las últi­mas décadas. El últi­mo gob­ier­no medi­ana­mente pro­gre­sista que tuvi­mos fue a finales de la déca­da de los trein­tas del siglo pasa­do, con Lázaro Cár­de­nas, después de eso suf­rimos la pro­fun­dización del neolib­er­al­is­mo en nue­stro país. Méx­i­co tuvo en el 2018 unas elec­ciones bas­tante con­vul­sas, sien­do la ter­cera ocasión que López Obrador aspira­ba a la pres­i­den­cia. Méx­i­co llegó tarde a esta olea­da de gob­ier­nos pro­gre­sis­tas, no porque no quisiera el pueblo mex­i­cano. Hubo un fraude elec­toral en el 2006, una masi­va com­pra de con­cien­cias y una cam­paña elec­toral total­mente sucia en el 2012. De otra man­era, Andrés Manuel hubiese sido pres­i­dente des­de el 2006. López Obrador lle­ga a la pres­i­den­cia después de irse descafeinan­do. Al final gen­era alian­zas con var­ios sec­tores de la bur­guesía, con var­ios sec­tores de la oli­gar­quía nacional que le per­miten amino­rar esa cam­paña mediáti­ca en su con­tra, suma­da, claro está, al des­gaste de la derecha elec­toral que nos metió en la mal lla­ma­da guer­ra con­tra el nar­cotrá­fi­co, que dejó cien­tos de miles de muer­tos y desa­pare­ci­dos en 12 años en este país. Se habla­ba mucho de los gru­pos de nar­cotrá­fi­co, pero no de la respon­s­abil­i­dad del Esta­do y del Gob­ier­no, inclu­i­dos los par­tidos de derecha, en la masacre de nues­tra población. La lla­ma­da guer­ra con­tra el nar­cotrá­fi­co no fue sino una guer­ra civ­il en este país. La gente se dio cuen­ta de que no podemos seguir con estos gob­ier­nos, tenien­do a miles de mujeres bus­can­do a sus hijas, a sus hijos en las calles de este país. Una guer­ra cada vez más cer­cana a la Ciu­dad de Méx­i­co. De niña me acuer­do que la guer­ra esta­ba al norte, en la fron­tera, en Ciu­dad Juárez, en Tijua­na y de repente empezó a acer­carse. Aho­ra, uno de los munici­p­ios más vio­len­tos de este país, el más peli­groso para las mujeres, es Ecate­pec, a media hora del cen­tro históri­co de la cap­i­tal. Entonces el teji­do social se pudrió. La masacre de nues­tra población fue bru­tal. El ataque a nues­tras comu­nidades orig­i­nar­ias, el despo­jo, la entre­ga del ter­ri­to­rio, la pri­va­ti­zación del sec­tor salud, educa­ti­vo, etcétera, fue fun­da­men­tal para la lle­ga­da de Andrés Manuel en el 2018. Llegó con una ven­ta­ja bru­tal, de más de 30 mil­lones de votos en esas elec­ciones, se abrió una brecha democráti­ca. A par­tir del primero de diciem­bre del 2018, sec­tores de la edu­cación, de tra­ba­jadores, de la salud, movimien­tos sociales históri­cos en este país le dan su respal­do a Andrés Manuel. Andrés Manuel comien­za una gestión con bas­tantes expec­ta­ti­vas, hace con­sti­tu­cionales los pro­gra­mas de asis­ten­cia social. La edu­cación pasa a ser oblig­a­to­ria, no sola­mente a niv­el pri­maria, sino tam­bién secun­daria e inclu­so uni­ver­si­taria. Empieza con una serie de refor­mas, hace una redis­tribu­ción de los recur­sos del gob­ier­no de man­era suma­mente exitosa. 

Los tres temas más sen­si­bles para mí, en el caso de la Cuar­ta trans­for­ma­ción, son la emi­gración: no pag­amos por el muro, nos volvi­mos el muro. El otro es la mil­i­ta­rización del país, que se ha for­t­ale­ci­do durante el manda­to de Andrés Manuel, vinien­do de una guer­ra con­tra el nar­co que ya nos tenía mil­i­ta­riza­dos, aho­ra se ha dupli­ca­do esta pres­en­cia mil­i­tar en las calles. El otro tema es el fem­i­nis­mo: insis­ten en que es el ene­mi­go cuan­do en real­i­dad se ten­dría que asumir otro tipo de políti­ca dis­cur­si­va, creo yo, porque por la vía de los hechos, si se están hacien­do políti­cas fem­i­nistas. Además, con la pan­demia, se empieza a incre­men­tar la infraestruc­tura en salud. Hoy Andrés Manuel tiene más del 70 % de pop­u­lar­i­dad. La población está bas­tante sat­is­fecha con este gob­ier­no, a pesar de una cam­paña mediáti­ca que no es nada dis­tin­ta de la que hemos vis­to en con­tra del chav­is­mo. Pero estoy muy agrade­ci­da con la oposi­ción elec­toral de este país porque es suma­mente estúp­i­da, son suma­mente bru­tos, se agluti­nan tan tor­pe­mente, me ahor­ran una can­ti­dad de tra­ba­jo, la gente se da cuen­ta y solo dan risa.

Ali­na y el cama­ra­da Lenin. Fuente: Insta­gram

El fem­i­nis­mo es de izquier­da o no es fem­i­nis­mo. (…) Hoy uno de los debates del fem­i­nis­mo es des­de una con­cep­ción aymara, quechua, náhu­atl, etcétera, podemos gener­ar nues­tras propias her­ramien­tas para acabar con las opre­siones del sis­tema heteropatriarcal.

Calle y trinchera

Haces una especie de peri­odis­mo par­ti­sano en ple­na con­tra­posi­ción a la cober­tu­ra de los grandes medios cor­po­ra­tivos y su fal­si­fi­cación de lo real. ¿Cómo pro­ducir infor­ma­ción en una situación donde la hege­monía de los gru­pos económi­cos bus­ca impon­er la inmedi­atez irreflex­i­va que con­duce a la emo­cional­i­dad estéril?

Me es muy difí­cil con­cep­tu­alizar el que­hac­er de la comu­ni­cación pop­u­lar mil­i­tante. Poco a poco me han ido salien­do estos con­cep­tos, estos adje­tivos que voy ponien­do todos los días sobre lo que hago. “¿Eres peri­odista o activista?”, recuer­do que esa pre­gun­ta me molesta­ba mucho. Ven­go del movimien­to estu­di­antil, fui vocera de YoSoy132 en 2012, me for­mé en las calles, ven­go de la Fac­ul­tad de Cien­cias Políti­cas y Sociales, tuve la opor­tu­nidad de rep­re­sen­tar a mis sovi­ets. Era bien difí­cil ser joven, ser mujer, no haber estu­di­a­do comu­ni­cación, sino rela­ciones inter­na­cionales, y que me pusier­an ante esa defini­ción de si el peri­odis­mo tiene que ser neu­tral o no es peri­odis­mo, el activis­mo tiene que estar solo en las calles. O no eres activista, eres fun­cionar­ia, o cualquier otra cosa. Me costa­ba mucho tra­ba­jo nom­brarme peri­odista. Cuan­do uno es peri­odista en favor de la derecha entonces si eres peri­odista. Pero cuan­do eres peri­odista en favor de las causas sociales, de los históri­ca­mente exclu­i­dos de este sis­tema, entonces haces pro­pa­gan­da, eres activista. Tú no mere­ces ningún pre­mio. No mere­ces ningún tipo de reconocimien­to. Al final les demostré durante todos estos años que tam­bién puedo ganar el Pre­mio Nacional de peri­odis­mo, que tam­bién me puedo ganar reconocimien­tos en Esta­dos Unidos, en Venezuela y donde sea, hacien­do un peri­odis­mo com­pro­meti­do con las causas sociales. No es un secre­to para nadie que me denomi­no social­ista, fem­i­nista, anti­im­pe­ri­al­ista, antifascista y escri­bo des­de ahí. Y la gente lo reconoce. Mi sat­is­fac­ción es saber que no están leyen­do ese peri­odis­mo que pre­tende ser neu­tral, estoy tratan­do de con­tribuir a través de esta trinchera a la eman­ci­pación de los pueb­los. Hablo como mujer prove­niente de Xochim­il­co, de un pueblo orig­i­nario al sur de la Ciu­dad de Méx­i­co, pero que ha tenido la opor­tu­nidad y el priv­i­le­gio de acom­pañar a los mapuch­es, de acom­pañar a los aymaras, de doc­u­men­tar el golpe de Esta­do en Bolivia, acom­pañar a la comu­nidad negra y lati­na en Esta­dos Unidos, des­de ahí tra­to de apor­tar. Este peri­odis­mo sólo se hace en comu­nidad. Este peri­odis­mo no lo tiene la derecha, este peri­odis­mo no se puede hac­er des­de la indi­vid­u­al­i­dad. Pero lo que sí puedo decir es ten­er esa sat­is­fac­ción de saber, como dec­i­mos aquí: Mi bar­rio me respal­da

¿Crees que existe un “fem­i­nis­mo hegemóni­co” que nos lle­ga como parte de un rec­etario glob­al a nue­stros país­es, que se que­da en espa­cios urbanos o en enun­ci­a­dos de Esta­do? ¿Se puede tra­ba­jar en las comu­nidades indí­ge­nas y campesinas lati­noamer­i­canas el género des­de una viven­cia cul­tur­al par­tic­u­lar y no a man­era de rec­eta exter­na universal?

El fem­i­nis­mo es de izquier­da o no es fem­i­nis­mo. Hay muchas oleadas del fem­i­nis­mo que nos ante­cedieron, donde primero se reivin­dicó la par­tic­i­pación de la mujer den­tro de la vida políti­ca, el dere­cho al voto. En esto coin­ci­do con Juli­eta Pare­des, cuan­do se lle­ga al debate de los fem­i­nis­mos en Améri­ca Lati­na, a causa de la col­o­nización se bor­ra lo que nosotros y nue­stros antepasa­dos entendían como igual­dad, lo que entendían como equidad entre los géneros. Hoy uno de los debates del fem­i­nis­mo es des­de una con­cep­ción aymara, quechua, náhu­atl, etcétera, podemos gener­ar nues­tras propias her­ramien­tas para acabar con las opre­siones del sis­tema het­eropa­tri­ar­cal. El patri­ar­ca­do es una real­i­dad más allá de si se lo nom­bra­ba de tal o cual man­era. Lo que esta­mos vien­do hoy es un sis­tema con­stru­i­do de man­era hegemóni­ca para una cos­mo­visión mas­culi­na, donde los priv­i­le­gios van para el hom­bre y las mujeres tienen su lugar deter­mi­na­do den­tro de este modo de pro­duc­ción, den­tro de una con­struc­ción social, den­tro de una con­struc­ción cul­tur­al que es muy difí­cil erradicar después de tan­tos sig­los, pero las opre­siones hacia las mujeres no son las mis­mas que durante la Inquisi­ción, aho­ra están más disfrazadas.

El fem­i­nis­mo lib­er­al a veces pone el debate en cosas que, en lo per­son­al, no estoy de acuer­do, como el tema de si se incor­po­ran o no los debates trans. A mí me parece que cuan­do no hay una con­cep­ción de clase den­tro del debate, una con­cep­ción inter­sec­cional, esta­mos dan­do vueltas sobre la nada. Cuan­do estas mujeres blan­cas lib­erales me vienen a hablar de soror­i­dad me parece total­mente absur­do. No coin­ci­do en lo más mín­i­mo con ellas, solo por ser mujeres no son mis com­pañeras. Mi com­pañera no es una mujer bur­gue­sa. Mi com­pañera no es una mujer fascista. Mi com­pañera no es una mujer que explota a otras mujeres. Por eso nece­si­ta­mos una visión inter­sec­cional, que atraviese la cuestión de clase, la cuestión de raza y la cuestión de género. No es lo mis­mo ser una mujer mex­i­cana, blan­ca, con acce­so a la uni­ver­si­dad, que ser una mujer mapuche exclu­i­da, vio­len­ta­da por el Esta­do todos los días en Chile. Creo que ya no ten­dríamos por qué estar pen­san­do quién es más vio­len­ta­da o no, si nos reivin­dicamos fem­i­nistas es para acabar con esas opre­siones, hac­er uso de nue­stros priv­i­le­gios para erradicar esas opre­siones de género, de clase y de raza.

Luego de la impu­gnación al sis­tema judi­cial por propa­gar impunidad en temas de vio­len­cia de género, des­de los movimien­tos fem­i­nistas en Méx­i­co, y con la aprobación del abor­to en Argenti­na, ¿qué nuevas estrate­gias podría armar el movimien­to fem­i­nista en la región?

Híjole, creo que el movimien­to fem­i­nista es una de las tan­tas van­guardias que hoy nos está demostran­do que hay otro mun­do posi­ble. Esta­mos vivien­do en tiem­po real los alcances de las luchas, ya no es algo que teng­amos que estar imag­i­nan­do, ya está ocur­rien­do, alrede­dor del mun­do le están sal­van­do la vida a otras mujeres y otras minorías en tiem­po real. Creo que en Méx­i­co todavía hay muchísi­mo que apren­der. El movimien­to fem­i­nista ha avan­za­do, no como un movimien­to úni­co en la en la región, sino jus­ta­mente por la suma de acciones a escala glob­al que se han ges­ta­do. Que en las calles en Méx­i­co las mujeres traigan un pañue­lo verde, que hablen de la marea verde, que suene el per­for­mance de Las Tesis en la Ciu­dad de Méx­i­co, en pleno Zóca­lo. El movimien­to fem­i­nista hoy no puede ser ocul­ta­do, ni puede ser acalla­do, lam­en­ta­ble­mente todavía hay muchas tra­bas para lograr avances. Por ejem­p­lo, el tema del abor­to en Méx­i­co. More­na, el par­tido de gob­ier­no, tiene la may­oría en las dos cámaras, pero no se ha logra­do leg­is­lar para apro­bar el abor­to a niv­el fed­er­al, no porque no puedan, sino porque Andrés Manuel es suma­mente con­ser­vador en ese tema. Pero yo no perci­bo Andrés Manuel como el ene­mi­go, viene de otra gen­eración, es como esper­ar que mi abueli­ta sea igual de fem­i­nista que yo. Pero tam­bién sé que hay muchísi­mas fem­i­nistas den­tro del gob­ier­no, inclu­so están agluti­nadas bajo esta orga­ni­zación lla­ma­da Fem­i­nistas 4T: son senado­ras, leg­is­lado­ras, mil­i­tantes o sim­pa­ti­zantes, están dan­do la dis­pu­ta; cues­tio­nan­do a can­didatos acu­sa­dos de vio­lación, de machis­mo, de abuso. 

En Chile me sor­prendí con Fem­i­nistas con­tra el neolib­er­al­is­mo, con sus enormes man­tas antifascis­tas. Argenti­na, con la legal­ización del abor­to impreg­nó defin­i­ti­va­mente el hor­i­zonte. Son tan intere­santes los debates del fem­i­nis­mo comu­ni­tario, no están pen­san­do en si retoman o no al fem­i­nis­mo lib­er­al, inclu­so están crit­i­can­do al mis­mo fem­i­nis­mo social­ista. O sea, hay una creación des­de lo comu­ni­tario, des­de la per­spec­ti­va lati­noamer­i­cana, des­de Abya Yala, des­de la izquier­da de Améri­ca Lati­na. Hoy no podemos obviar esa lucha, se está apor­tan­do muchísi­mo, asen­tan­do un quiebre den­tro de los pro­ce­sos de trans­for­ma­ción a niv­el region­al, y me atrevería a decir, que impacta tam­bién a niv­el glob­al, no solo en Esta­dos Unidos. Estos debates, esas expe­ri­en­cias vienen del sur de Améri­ca Lati­na, se están lle­van­do hacia el Occi­dente, que solía col­o­nizar. Creo que es algo que no podemos minimizar.